ANADig: LO SINIESTRO DEL INTENTO DE QUERER OLVIDAR

jueves, 23 de septiembre de 2010

LO SINIESTRO DEL INTENTO DE QUERER OLVIDAR

Los que no aprenden de la Historia están condenados a repetirla… Recuerdo cuando les decía esa frase a mis alumnos…
Hartos de los ´70
Reflexionando sobre tantas cosas entiendo que lo más bello de esta noble tarea con los jóvenes es justamente saber que no existen en ellos todos los prejuicios, las miserias, los obstáculos, los miedos que muchas veces tenemos los adultos, y entonces uno puede decir las cosas más ciertas o más discutibles con la seguridad de que ellos podrán preguntar, asociar, comparar, exigir mil explicaciones al respecto, pero jamás rechazar de plano aquello que uno dice.
En estos días escuchaba a algunos periodistas y/o conductores de televisión, personas reconocidas que tienen un espacio en los medios e inclusive un lugar de privilegio en el imaginario popular, decir frases tales como “Estoy harto de los ´70” “Señores… basta ya de hablar del pasado… miremos al futuro”.
Alejandro Pedro Sandoval
Como contraste me encuentro en franca desolación, frente a la historia de un joven, el Nieto Recuperado N°84, Alejandro Pedro Sandoval, un joven que fue privado de su identidad durante casi toda su vida, un joven que fue criado por personas que se apropiaron de él en el marco de lo que fue la última Dictadura militar. Un joven que a simple vista es uno, como cualquier otro, pero que tiene una mirada especial y una historia claramente particular.
Escucho el testimonio de este joven y parece que mi corazón se va rompiendo en mil pedazos. Por su sufrimiento, por la manipulación de la cual fue víctima y a la vez por su valentía y porque asume el horror como parte de su propio pasado, enfrentando el futuro con el coraje de quien ha sido arrojado fuera de una mentira hacia el vacío más cruel para luego levantarse, sacando fuerzas de lugares recónditos de su alma, con el simple propósito de poder seguir viviendo, para gritar que está vivo, para evitar el olvido, para hacernos sentir el cachetazo de la realidad.
Enseguida me digo ¿Cómo puede ser que alguien diga que debemos olvidarnos de esto?
¿Podrían –esas personas- ver a los ojos a este joven? ¿Podrían decirle que su historia ya no nos importa? ¿Podrían argumentar por qué es mejor ignorarlo?
Claro que no. Por supuesto que no.
No hay nada que puedan decir que justifique aquellas expresiones dichas así al pasar, livianamente. No hay absolutamente nada que los justifique.
La Patria herida
Somos argentinos. Tenemos una matriz común. Nuestra Patria ha parido tantos hijos que le han sido arrebatados para toda la eternidad y ha parido tantos otros que le han sido robados de su seno y los han hecho vivir en un infierno, sin nombre, sin historia…
Entonces abramos los ojos. Seamos honestos. Seamos dignos del suelo que pisamos, del nombre que tenemos, de los padres que nos criaron, los de la Patria, los nuestros, los de la Historia que nos determina...
O a ver si a alguien se le ocurriría siquiera pensar en olvidarnos del Cruce de los Andes o de la Creación de la Bandera, de las batallas de la Independencia, de los muertos de la Conquista de América por parte de los europeos…
O a ver si a alguien se le ocurriría pedir que olvidemos aquellos episodios de NUESTRA HISTORIA que son tristes, sólo por el simple hecho de que no fueron felices, o porque no nos hacen ver triunfales y perfectos… como nos gusta vernos.
Entendamos que hay gente que lleva heridas en el alma que jamás cerrarán… pero que al menos podemos evitar que sigan sufriendo, sufriendo por el ruin olvido de los ruines, sufriendo por la fatal indiferencia de los indiferentes.
Aprendamos que la clave está en no negar Nuestra Historia, en aprender de ella, aún a riesgo de quedar perplejos por ella, aún a riesgo de entristecernos por haber tocado el hueco de la injusticia por ella…
Sólo así podremos estar más unidos y no repetir viejos errores y horrores. Y si el precio es que algunos sátrapas tengan que ser castigados, pues que lo sean. ¿Por qué a tantos compatriotas, ciudadanos, les da tanto miedo?
Los que no aprenden de la Historia…
Puedo entender que aquellos que están involucrados en asuntos que han malherido a Nuestra Argentina sientan miedo. Y está bien que así sea porque el brazo de la Justicia los alcanzará tarde o temprano…
Pero personas que hasta hace unos años bregaban por el NO OLVIDO NI PERDÓN A LOS CULPABLES, hoy se sientan con la impunidad de poder decir a los cuatro vientos que “No hablemos más del tema”… eso es algo que no logro entender.
Y en esta oportunidad, voy a tomar a una de estas personas a las que me estoy refiriendo como ejemplo:
-Sr. Jorge Lanata, periodista reconocido y a quien he admirado durante tantos años, seguramente Ud. es un hombre de bien y un hombre de bien no podría, no debería poder, ni querer, olvidar… Entonces, partiendo de la base de que Ud. es un hombre de bien y de que no podría decir “Olvidate de eso” al Nieto N° 84, ni a una de las Madres de Plaza de Mayo, ni a una de las Abuelas de Plaza de Mayo, ni a otros familiares de Desaparecidos, ni a mí, ni a tantos otros que, al igual que yo, valoramos el poder saber acerca de esto… me pregunto ¿por qué Ud. sí se anima a decirlo frente a una cámara de televisión, detrás de la cual sabe que hay miles o millones de personas, porque luego eso es “levantado” por otros medios? ¿Por qué nos ha defraudado así? Y lo más importante ¿Por qué defrauda a tantos seres humanos que hay detrás de cada historia que aún no ha llegado a ver la luz?
En fin… no creo que a Ud. le interese responderme, ni a mí seguir preguntando. Pero para que quede más claro todavía voy a hacer un simple ejercicio de imaginación. Voy a imaginar a la Argentina que Ud. y otros están proponiendo por estos días, la Argentina del indulto posmoderno, por así decirlo.
En esa Argentina imagino que Ud. entrevista a Alejandro Pedro Sandoval, y que luego de su doloroso testimonio… simplemente mira a la cámara, luego a él, y con tono entre irónico y hastiado le dice:
“Mirá pibe, todo bien, después me dirán el Coronel Lanata… pero ¿sabés qué? me tienen podrido hablando de la Dictadura.”


autora Gabriela Aguar

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