ANADig: Kirchnerismo: la próxima generación

martes, 10 de agosto de 2010

Kirchnerismo: la próxima generación


Las caras y espacios que plantean un apoyo al gobierno desde miradas y extracciones sub-40.

El discurso y la idea misma de “trasvasamiento generacional” que circulaba en tiempos del peronismo de los ’70 apenas existen.
Tampoco la disputa durísima de aquellos años acerca de quiénes iban a ser los protagonistas de aquel trasvasamiento. Sin embargo, desde el estallido del 2001 y más aún desde el inicio del ciclo kirchnerista, más particularmente el cristinista, a caballo de una discusión política que se opone al vaciamiento de los ’90, surgió un nuevo tiempo político en el que una nueva generación de jóvenes militantes y cuadros políticos se movilizan para dar batalla en apoyo al Gobierno.
El paisaje no está dominado por grandes orgas homogéneas como las de los ’70. Despuntan en él una diversidad de agrupaciones y de nombres propios: desde el simbólico “La Cámpora” a hijos de desaparecidos como el legislador porteño Juan Cabandié, de allí a cuadros como Amado Boudou, Diego Bossio o Sergio Massa, venidos no precisamente del peronismo revolucionario. Hasta Facundo Moyano parece tener un perfil distinto al de su hermano Pablo, y da pelea en el armado de nuevos espacios sindicales, con un discurso que tampoco es exactamente el de su padre. ¿De qué habla la suma de esos nuevos espacios y nombres propios? ¿Hay allí tendencias incipientes a un nuevo tipo de construcción política? ¿Las edades de los protagonistas hablan de algún valor “joven” que implique miradas distintas acerca de lo que hay que hacer para transformar la realidad?
Visto desde su lugar generacional, Juan Cabandié dice asumir “una posición muy clara en cuanto a querer una Argentina próspera, inclusiva, que apueste al fortalecimiento de la industria nacional, el pleno valor de los derechos humanos, la defensa de lo nacional ante el hostigamiento y apropiación que se produjo en los ’90 en relación con nuestras discusiones con los organismos internacionales de crédito”. El legislador porteño rescata también algunas líneas centrales de acción del tiempo kirchnerista: “La economía en crecimiento, el trabajo por las minorías en la inclusión social, la pluralidad de voces a través de una ley de medios”. Algo parecido dice José Ottavis, uno de los fundadores de La Cámpora y consejero de la JP bonaerense: “Este modelo piensa en que lo que menos tienen salgan de la situación de pobreza y eso implica que para hacerlo hay que regular a los poderosos desde el Estado”. Como quien acompaña. “El trasvasamiento sucede como respuesta al proyecto de país que ofrece este gobierno”, dice Facundo Moyano, para quien, si existe un proceso de trasvasamiento, “no se da en el kirchnerismo, pero sí en el peronismo”. Moyano hijo, quien fue impulsor del Sindicato de Trabajadores de Peajes y Afines, dice que el actual gobierno “es el que más importancia le dio a la militancia juvenil. Me considero peronista y es ahí donde hay un trasvasamiento. El kirchnerista es un gobierno que tiene muchas coincidencias con el peronismo. Nosotros, desde el lugar de trabajadores en las organizaciones gremiales, acompañamos este proceso, porque estamos convencidos que este modelo es el que les da respuesta a los trabajadores”.
Es José Ottavis el que traza un mapa al voleo de los nuevos nombres “juveniles” del tiempo kirchnerista. Según declaró en una entrevista reciente, algunas políticas fundamentales del Gobierno “están en manos de los jóvenes. Mariano Recalde está defendiendo una aerolínea de bandera que nos comunica a todos los argentinos. Andrés Larroque, dirigente de La Cámpora, trabajó con el tema de la reforma política. Diego Bossio lleva adelante la Asignación Universal. Boudou, que es un poco mayor, reestatizó los fondos de las Afjp por decisión de Cristina y después fue a Economía a cerrar el segundo canje”.
Si se les pregunta qué explica la emergencia de cuadros y nuevas agrupaciones militantes, Cabandié retrocede a lo sucedido con el estallido del 2001 y a lo que generó “en el debate de ideas. Se revirtió lo que sucedía en los ’90. El status de la discusión política está en alza. Los debates en el Senado se amplían en la sociedad. Hay una democracia más participativa”. Desde una visión similar acerca de la expansión del debate, el periodista Luciano Galende entiende que “el kirchnerismo ha sido capaz de generar espacios de participación. De todos modos no es una cuestión de volumen importante. Creo que este proceso está en conformación porque el despertar conciencias lleva tiempo”. Y Sergio Massa opina que “el periodo democrático lo que está implicando es la incorporación de los hijos de la democracia en el proceso político y me da la sensación de que hay interés por la política entre los más jóvenes. Más que figuras, generacionalmente hay valores comunes como la responsabilidad fiscal, el respeto a la democracia como forma de vida, no sólo como forma de gobierno. La convivencia en la diversidad”. ¿Y los ’70? Los valores a los que alude Massa no parecen tener relación con el imaginario setentista de La Cámpora. Si es por similitudes y diferencias con aquellos tiempos de primavera camporista, Facundo Moyano dice que “en los ’70 se vivía política, se respiraba política. Lamentablemente existieron falsas contradicciones que terminaron dividiendo al movimiento y beneficiando al enemigo. Pero hoy, el de los ’70 es un debate que la juventud ya superó. Hoy los jóvenes miramos para adelante, no para atrás. Sí tenemos en cuenta varias cuestiones, para no cometer los mismos errores”.
Cabandié sugiere en cambio ciertas continuidades: “No creo que los valores o miradas tengan que ver con una cuestión generacional. Néstor y Cristina llevaron el mismo conjunto de ideas que cuando se formaron. Cuando el proceso participativo era de masas, en los ’70, se discutían principios que tienen que ver con las convicciones”. Sergio Massa rescata rasgos de cada época: “Esta nueva generación tiene valores implícitos, como el valor de la democracia, el respeto a las instituciones, los derechos humanos, el administrar con equilibrio fiscal. La generación del ’70 tenía mucha efervescencia puesta en la cuestión de la igualdad y la del ’80 en la recuperación de las libertades y la democracia”. En cuanto a Moyano, en su visión la cuestión parece pasar por la redefinición eterna de la idea de peronismo, “la continuación de un nuevo movimiento nacional y popular. Los jóvenes son quienes nutren este movimiento. Una de las funciones que tienen los conductores es actualizar la doctrina de Perón. Los jóvenes tenemos el interés común de contribuir a la construcción del movimiento”.
Lo que no está claro es el nivel de coincidencias acerca de cómo debería construirse “el movimiento” en el siglo XXI. Con genealogías y modos distintos de concebir la política, los nombres y agrupaciones mencionadas en esta nota no constituyen un todo homogéneo. Aunque sí hay abundan los intentos por generar nuevos espacios. Uno de ellos es el que incluye al intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, un político “sub-45” que está trabajando junto con Amado Boudou y Diego Bossio en la conformación de un espacio político “que respalde al modelo nacional en la provincia de Buenos Aires”.
En lo que sí tienden a coincidir los entrevistados para esta nota es en que algunos rasgos del ciclo kirchnerista podrían colaborar en achicar la célebre brecha entre juventud y política. Para Cabandié, sucede por “el resurgimiento a partir de una voluntad política. Las acciones del actual gobierno llevan a querer involucrarse”. Para Galende, “la brecha no es entre la política y los jóvenes, sino entre los políticos y los jóvenes. Se está viendo a la política con más prestigio porque es una herramienta sana de transformación”. Para Massa, “la conclusión de si los jóvenes están distanciados de la política la vamos a tener de acuerdo al nivel de participación que tengamos en el proceso del año que viene. En términos de pelear por el acceso a lugares con poder de decisión. En la política hay una lógica parecida a la física. Los lugares se ocupan. Si vos no los ocupas lo ocupan otros”.
Facundo Moyano es el que parece exigirle más a la política para que la brecha comience a cerrar mejor: “Todavía existe esa brecha. Depende de los que logramos un lugar en la política que esa brecha deje de existir, dándole espacio a nuevos compañeros. Podemos proponer muchas cosas, pero también debemos demostrar que tenemos capacidad para llevarlas a cabo”.

fuente Miradas al Sur
Por
N. Coronel y G. Pérez

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