ANADig: “Muchas veces el peronismo estuvo dividido, pero terminamos arreglando”

domingo, 29 de agosto de 2010

“Muchas veces el peronismo estuvo dividido, pero terminamos arreglando”

ENTREVISTA CON ANTONIO CAFIERO


Para el dirigente justicialista, “la oposición es el mejor aliado que tiene Kirchner”. En diálogo con Tiempo Argentino, elogió a Ricardo Alfonsín y cuestionó al PJ disidente. También hizo autocrítica.

Con la sabiduría y la malicia de sus casi 88 años, Antonio Cafiero afirmó en diálogo con Tiempo Argentino que “la oposición es el mejor aliado que tiene Néstor Kirchner” actualmente. Al ser consultado sobre su estado de salud, afirma que tiene “algunos golpes adentro”, pero que anda “bien”. Fue el ministro más joven que tuvo Juan Domingo Perón. Tanto es así que el general lo llamaba “ministro lactante”. Ahora escribe sus memorias con la ayuda de su hija y de vez en cuando va a la cancha a ver a Boca.
Elegante y seductor como siempre, no se sorprende por las luchas internas que atraviesa el peronismo. “Pasó muchas veces en la historia que el partido estuviera dividido, pero nosotros tenemos una particularidad y siempre, a último minuto, terminamos arreglando. Hemos pasado cada una”, afirma.
–¿Cómo definiría al peronismo?
–Son muchas cosas a la vez, es difícil de abarcar. Hay un chiste muy divertido. Un físico-matemático muy importante se muere y va a al cielo y se encuentra con Dios. El Todopoderoso le cuenta sobre la existencia de una ecuación que revela la fórmula de la vida y la condición humana, y le pide al científico que la desarrolle. Luego de unos minutos de intentos infructuosos, el científico reconoce sus limitaciones y se ofrece a ayudarlo con otra cosa. Entonces Dios le pide que le explique qué es el peronismo. “¿Cómo era eso de la fórmula de la vida?”, responde el científico.
–¿Cuál sería la posición de Perón respecto del kirchnerismo?
–Creo que Perón distinguiría dos aspectos de la gestión Kirchner. Por un lado sus medidas de gobierno y por otro su estilo de gobernar. Respecto de las medidas, seguro que estaría de acuerdo con Kirchner. Desde la estatización de las AFJP hasta sus políticas latinoamericanas, apoyaría muchas cosas. Lo que Perón seguramente le increparía a Kirchner es su estilo. Cuando volvió al país, Perón trató de sepultar los odios del pasado y Kirchner no hizo eso. Esto no quiere decir que yo esté en contra de las medidas de defensa de los Derechos Humanos y del castigo de quienes los violentaron.
–¿De Narváez es peronista?
–Hay algunos que se sienten peronistas, pero para serlo hay que compartir los principios y la doctrina que el partido desarrolló a lo largo de la vida política argentina. Hay que ser consecuente con la historia del peronismo tal cual ha sido y el rol que jugaron sus fundadores históricos, Perón y Evita. Algunos creen que es solamente un movimiento político, pero para nosotros los peronistas, es un verdadero sentimiento. Tenemos una larga historia de martirio, proscripciones, fusilamientos, ataques, también debe hacerse cargo de ello.
–¿Cómo ve al Acuerdo Cívico?
–A mi modo de ver son formaciones políticas transitorias y oportunistas. No hay una consistencia doctrinaria. Son muy cambiantes. Eso le falta a la política argentina: hoy es una cuestión de opciones personales, pero no ideológicas.
–¿Cree posible una fórmula entre radicales y socialistas?
–Tienen algunas cosas en común, pero pienso que al partido de Hipólito Yrigoyen en sus inicios, nunca le cayeron bien los socialistas. Y del otro lado es igual: los socialistas son muy puntillosos y, así como nunca entendieron al peronismo, tampoco entendieron al radicalismo y fueron uno de sus opositores más acérrimos.
–¿Cómo lo ve a Ricardo Alfonsín de cara a 2011?
–Es una de las figuras más interesantes de este tiempo político. No sólo por el aprecio que tuve por su padre, sino porque creo que es un dirigente nuevo y moderno. Aunque le hago una confesión: todavía no tengo en claro cómo desea vincularse con el peronismo. Si quiere aspirar a ganar, va a tener que llegar a un arreglo con el PJ.
–¿Con los disidentes?
–Yo quiero que se alíe con el peronismo. El peronismo disidente es una forma menor del peronismo. Cometería un grave error si opta por estas manifestaciones parciales, que no son integrales del peronismo. Tiene que entender lo que Raúl Alfonsín entendió tal vez un poco tarde. Yo no sé si lo tiene tan claro eso.
–Carrió también habló de una pata peronista.
–Sí, pero la quiere sometida. Una patita, ella quiere un peronismo desvaído, flojo. Además, Carrió es antiperonista visceral. Todo lo que puede hacer para acercarse es falso; muy diferente es la posición de Alfonsín.
–¿Puede surgir en algún momento una opción que rompa con el bipartidismo?
–Lo que hay que hacer es que el bipartidismo tenga más presencia y entidad, porque esa es la realidad. Lo que hay es peronismo y radicalismo. Ellos se expresan más a favor del orden democrático republicano, y nosotros los peronistas en la defensa de la justicia social.
–¿Usted puede convertirse en un mediador entre el kirchnerismo y el peronismo disidente?
–Nadie me propuso eso. Estoy por la unidad del peronismo. El mejor favor que le podemos hacer al país es unirnos como peronistas.
–¿De qué se arrepiente de su carrera política?
–De haberle dejado a Menem ganar la interna. Yo tenía todas las cartas en la mano. Para elegir el candidato presidencial la norma era dejar actuar o pedir la opinión de sus dirigentes. Yo tenía a favor a todos los dirigentes, o al menos el 80% de ellos, pero como renovador había prometido que el próximo candidato iba a ser elegido por las bases. Cuando llegó el momento no pude ser menos que prisionero de mis palabras. Menem era desconocido en la Argentina, un caudillo de La Rioja, con una pinta patibularia, que nunca tuvo ningún interés en la organización del peronismo, que no era renovador y que aprovechó todas las circunstancias.

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