ANADig: PEPINO EL 82

sábado, 21 de agosto de 2010

PEPINO EL 82

El 6 de octubre se festeja el día del circo y del teatro nacional, en homenaje a José Juan Podestá, actor uruguayo nacido ese día.
En las tierras rioplatenses de fines del siglo XIX, era el circo el espectáculo popular por excelencia. Dos payasos conquistaban por esa época el favor del público. Uno era Frank Brown, inglés que recorría los pueblos y el suburbio de la capital proponiéndose como candidato a legislador para las elecciones de 1884. Tres años antes nacía la gran creación cómica de José "Pepe" Podestá. El trapecista y malabarista oriental tuvo que reemplazar una noche a uno de los payasos que había enfermado y se presentó a escena vestido con un traje hecho a retazos en el que destacaban dos enormes moños de cinta. Se hacía llamar Pepino, pero el público lo popularizó como "el 88" por aquel detalle de su traje.
El talentoso Pepe cultivaba en su personaje la sátira política, las imitaciones de niños bien y compadritos orilleros. Apoyado en una escoba jugaba cada noche el eterno vaivén de la vida humana, ora aquí, ora allá; mirando un lado y otro del hombre; la razón o los sentidos; arriba y abajo; un día de este costado y otro de aquel, el estómago o la mente,donde el albur fatal nos lleve.
Junto a varios de sus hermanos transitaron los caminos de tierra con sus carretones, ofreciendo sus artes de trapecistas, payasos, malabaristas y forzudos. Con los años el talento de Pepino el 88 fue imitado por los principales capocómicos argentinos ,desde Florencio Parravicini hasta Enrique Pinti.
Con fama y dinero bien ganados, los hermanos Podestá compraron en 1887 el Teatro Politeama de La Plata, al que reformaron convirtiéndolo en circo. Poco tiempo después sería José Juan el que se quedaría con el negocio como único dueño, fruto de las ganancias que el arte de Pepino le había reportado.

Por estos días la oposición política argentina trasega caminos donde el polvo que levantan sus carretones no nos deja ver con claridad el rumbo de la caravana.
Apenas unos días atrás parecían empeñados en frenar el "excesivo gasto estatal" impulsando medidas restrictivas. Tal empeño tenía el alegado propósito de evitar el despilfarro que llevaría al país a una espiral inflacionaria incontrolada,aseguraban. Los proyectos de ley de coparticipación del impuesto al cheque, baja y hasta eliminación de retenciones y devolución a las provincias de su aporte al ANSES llevaban ese "prudente" propósito en línea con las medidas de austeridad y ajuste recomendadas tradicionalmente por el FMI.
Pero he aquí que la escoba ha cambiado de mano, pasándola el payaso de la frugal a la dadivosa, ora aquí, ora allí, en un artilugio que ni el genial Pepino hubiera imaginado. Los artistas del malabar, que gastaron horas en los programas politicos de TV advirtiéndonos los peligros del dispendioso gasto kirchnerista, un minuto después los recorren revelando el último de los descubrimientos de la magia circense: es posible el 82% para los jubuilados, porque la plata está. Y hay que gastarla, a troche y moche. Veinte mil o cuarenta mil millones de pesos en el año, no importa cuanto.
Sarrazani lo ha dictaminado. La varita mágica ha hecho realidad el milagro. Porque en el mundo cerrado de las fantasías opositoras nadie juntó el dinero, nadie hizo el esfuerzo, nadie defendió la plata de los viejos, todo es fruto del birlibirloque.
Y uno, azorado en medio de la platea se pregunta como es posible tanta manteca rancia en el techo. Como se ha producido esta resurrección del arte circense de los Podestá.
Ilusionistas y trapecistas, estos hermanos en el ofrecer espectáculos de ilusionismo social a los más desamparados, han logrado comprar el Teatro Politeama de la ciudad y ,convirtiéndolo en circo, juegan cada miércoles sobre el escenario con su escoba, en el eterno vaivén de la vida, hoy a la derecha, mañana a la izquierda, acullí, acullá. A un costado o al otro de la razón, da lo mismo. Lo importante es distraer.
Y es posible después de todo que, en un día no muy lejano, uno de estos Podestá bicentenarios compre el circo para él solo. Será de todos el que mejor muestre sus artes de clown a los pueblos en la campaña. Como lo hacía Pepino el 88.
Reservemos una ubicación.
No será la única vez que debamos reacostumbrarnos al circo y al pan.

Prof. David Metral

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