ANADig: Imperdible, para leer y disfrutar, 2 post de Gaby Aguar

jueves, 4 de noviembre de 2010

Imperdible, para leer y disfrutar, 2 post de Gaby Aguar

27 de OCTUBRE de 2010

La mañana del 27, parecía ser una mañana como otras, matizada por la realización del Censo del Bicentenario.
Hasta ese momento habíamos tenido que lidiar contra “El Censo del Miedo” y tantas otras payasadas a que nos tiene acostumbrados cierta prensa.
Estábamos pensando muchos de nosotros en eso y en el deseo de que todo saliera bien, que esté todo tranquilo, y que se aquieten un poco las especulaciones en torno al caso Ferreyra.
O simplemente esperando a que llegue el censista y atenderlo de la mejor manera.
Estábamos tal vez ensimismados en nuestras cosas o distraídos, contentos o tristes, solos o acompañados…
Hasta que llegó la noticia. Primero como un rumor y después la confirmación.
MURIÓ NÉSTOR KIRCHNER.
Pasando los canales de televisión y todos decían lo mismo.
Pero… no… no puede ser…
Silencio.
Sensación de vacío.
Temor.
Pero más que nada, DOLOR.
Empezaban a llegar mensajes de gente conocida, preguntando si era verdad…
Y uno queriendo decir que no, que era todo mentira, que estaba internado nada más, que era otro episodio de cual ÉL saldría bien…
Pero la verdad ya era innegable, era cierto.
“Muerte súbita” decía el frío parte.
NÉSTOR SE NOS HABÍA IDO.
Y qué extraño es el vacío que deja la muerte… que inmensa desolación… la mirada perdida… las lágrimas una tras otra, hiriendo nuestras pupilas, las manos en un puño, tratando de sacar fuerzas… pero fuerzas de dónde?
Una persona que marcó nuestras vidas con su presencia, casi cotidiana, con sus palabras, sus gestos, su voz inconfundible, sus sonrisas, sus chistes, sus enojos, su eterno pedido de “Acompañen a Nuestra Presidenta Coraje”… Esa persona acababa de morir… Era increíble. Demasiado malo para ser cierto.
Empezaban a desfilar distintas personalidades de su entorno, en medio de la desazón, teniendo que salir al ruedo, hablar con periodistas, dar declaraciones, cuando en verdad se había ido un amigo, un hermano, un compañero, el conductor…
A medida que pasaban las horas, la duda del principio dejaba el corazón con más lugar para la certeza y con ella llegaba la tristeza, infinita, inenarrable, inconmensurable.
Todo era motivo de llanto: Pensar en Néstor, pensar en Cristina, pensar en la Argentina, en cada uno de nosotros…
Ese día que había empezado como uno más, no iba a tener fin, porque aún siento que lo estoy viviendo.
Siento que ha sido un día interminable, donde el denominador común ha sido la tristeza y donde de a poco ha ido apareciendo una mínima de fuerza… pero sólo pensando en que no podemos ser débiles ahora, pero sólo pensando en las palabras de otros compañeros, pero sólo pensando en la estampa de CRISTINA ahí paradita al lado de quien fuera el gran amor de su vida, el hombre con quien soñó toda una vida juntos, hasta llegar a ancianos y que hoy se ha ido…
Siento que aún no he podido descansar, porque cuando me levanto sigue el mismo sueño, la misma pesadilla, es decir, que el día no termina… es una extraña sensación.
El fallecimiento de NÉSTOR KIRCHNER se localizó en El Calafate, siendo la hora oficial de su deceso las 9:15h.
Después de eso asistimos a muchísimas palabras, frases, poemas, notas, sentidas y tan bien escritas, que uno siente que ya no queda nada por decir.
Pero sí.
Queda por decir lo de uno, lo mío. Lo que sentí. Lo que me pasó. La tristeza que siento. El DOLOR DE HABER PERDIDO A ESE GRAN HOMBRE QUE HIZO TANTO POR NOSOTROS, DE ESE TIPO ALGO DESGARBADO QUE ME DEVOLVIÓ LA FE EN LA POLÍTICA.
Quedan por decir las impresiones que una Buenos Aires entre melancólica y eufórica dejó en mi retina para siempre.
Ver a tantos jóvenes, ancianos, adultos con sus hijos…
Ver a Cristina acariciando constantemente el féretro como pidiendo “Dame fuerzas”…
Ver los ojos de tanta y tanta gente iguales a los míos, enrojecidos, llenos de lágrimas, plagados de preguntas o más bien una sola…
¿POR QUÉ?
La eterna pregunta sin respuesta.
Y hoy quisiera escribir lo más hermoso del mundo y no puedo. Es como si las palabras hubieran huido de mi mente, justo ahora que tanto las necesito… justo ahora que quiero decirle a NÉSTOR tantas cosas.
Pero bueno, en verdad éstas son mis primeras reflexiones.
Todo el tiempo anterior, desde el 27 hasta hoy 1° de noviembre he estado pensando, pensando mucho, sobre todo en Cristina, en su pérdida, en su dolor, en su tristeza, en su fortaleza, en el futuro...
Hoy siento que ya puedo decir algo, aunque ese algo sea esto. Incompleto y desordenado. Fiel reflejo de mis sentimientos y pensamientos.
Dios sabe que no me repongo fácilmente de las pérdidas y la muerte ya me ha jugado una muy fea una vez y nunca más volví a ser la misma.
Jamás pensé que otra vez volvería a llorar como lo hice en estos días.
Pero así fue.
Y tal vez esto sea lo único que tengo para compartir en este momento.


Les agradezco haber leído hasta aquí. Punto final al que voy a llegar sabiendo que les debo mucho más.
Diciendo desde hoy y para siempre GRACIAS NÉSTOR Y CUÁNTO, PERO CUÁNTO TE VAMOS A EXTRAÑAR.

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De Regreso Al Sur
Mientras iba recorriendo lenta pero firmemente aquellos pocos metros hacia la escalinata del avión, algunos recuerdos empezaron a recorrer su mente…
Parece mentira que tantos años hayan pasado desde aquel inolvidable 2010.
Pero… ¿Para qué recordar eso ahora?-se preguntaba- ¿Era momento de ponerse triste?
No, claro que no.
Pero sí sintió que era momento de un balance, pequeño, no tan analítico, simple, de lo que había ocurrido desde aquel año que había sido determinante en su vida...
Qué emocionante había sido, durante los días de mayo, decir “Me siento orgullosa de que me haya tocado ser la Presidenta de todos los argentinos en el Bicentenario” y qué hermosa fiesta con el pueblo en las calles, casi 6 millones de personas habían dicho “Presente” en aquella oportunidad. Y los artistas, la alegría… qué bello recuerdo…
Ahora… ¿cómo evitar pensar en lo más terrible que le había pasado?
Aquella semana de fines de octubre, aquel viaje, aquella mañana…
El dolor y la desolación que habían atravesado su cuerpo y su alma en ese momento jamás la habían abandonado del todo.
Ni siquiera ahora, que por fin volvía a su querida Santa Cruz, a las estepas, al viento eterno, a la tierra de su amor.
Comenzó a recordar esa primera semana después de la partida de Néstor...
Haber tenido que volver desde el sur a Buenos Aires y caminar sola por los mismos lugares que tantas veces había recorrido con él. Y escuchar tantas veces palabras de aliento y sentir que por momentos la aliviaban y al instante siguiente quería decir “Basta! No me digan nada más! Yo, solamente yo, sé lo que es…”, pero ¿cómo rechazar tantas muestras de afecto? Imposible. Todos lo hacían con la mejor de las intenciones y la querían acompañar en todo momento, tal vez sin entender que a veces ella simplemente quería estar sola, con su dolor y sus recuerdos…
De pronto un atisbo de sonrisa se dibujó en su rostro… Fue cuando recordó a todas esas personas que fueron a darle el último adiós… Tantos jóvenes, era lo que más llamaba su atención. Recuerda haberle preguntado a varios “¿cuántos años tenés?”, haberle dicho a otros “no llores, tenemos que ser fuertes”. Y era como estar diciéndoselo a sí misma… y era como estar viéndolo a él en la mirada de cada uno de ellos…
Él… con toda su fuerza, su determinación, su inteligencia, su bondad, su sentido de justicia… todas esas cosas que la habían hecho enamorarse y sentirse unida a él para siempre… Todos los momentos vividos, los logros, los hijos…
Ahora, que iba hacia su último destino, qué lindo sería volver a ver a toda esa gente y preguntarles “¿Lo hice bien? ¿Uds. creen que honré su memoria como él se lo merecía? ¿Hice las cosas todo lo bien que debí hacerlas?"
Esos pensamientos siempre la habían atormentado, aunque ella jamás lo demostraba… y ahora pedía una señal, una simple señal de que las cosas habían salido todo lo bien que él hubiese querido…
Hacía unos meses que había sido homenajeada en aquel bello acto, plagado de testimonios y sí, eso la había reconfortado, pero ahora, mientras caminaba hacia el avión, y –por suerte- no había ningún periodista ávido por tomarle una fotografía, o hacerle una pregunta, sentía que algo le faltaba…
¿Sería tal vez la mano de Néstor? pero no… si él siempre le tomaba la mano. Siempre la había acompañado de un modo que ella no podría describir con palabras. Él siempre había estado ahí, en las decisiones más difíciles, en los momentos más duros, en las discusiones más agrias, en los aplausos, en las felicitaciones, en el calor del pueblo. Inclusive había subido de su mano a recibir aquel galardón por ser la Presidenta que cambió la historia de un país llamado Argentina hacía unos pocos meses…
Él la había acompañado a decirles adiós a tantas personas queridas que hoy ya no estaban y que habían significado tanto para ambos… Él había estado de alguna manera en la recuperación de tantos nietos apropiados que no llegó a ver, pero que ella sentía que desde algún lado sí lo hacía…
¿Y en los momentos importantes de la vida de Máximo y de Florencia? Claro que él había estado también. Si era como decía la gente: Él nunca se fue del todo.
Porque en un principio tuvo miedo… pero después ya no… porque empezó a comprender que él vivía en su interior, en los hijos, en la lucha diaria, en los jóvenes militantes, en los amigos, en los trabajadores, en los ancianos… en fin, en todos aquellos argentinos que lo habían querido bien… no tanto como ella por supuesto, porque lo de ellos había sido un amor más allá de toda limitación y eso era un certeza que la acompañaba desde toda la vida y mucho más desde el mismo 27 de octubre de 2010.
Cuántos años habían pasado desde entonces… y qué extraño pensar en tantas cosas, en el momento en que decidió decir "sí" a los que pedían su reelección, en el duro trabajo de vuelta en el Senado... y ahora que había tomado la decisión de irse de Buenos Aires, dejando un gobierno fuerte, con gran apoyo popular y siguiendo los ideales de Néstor, todavía luchando con los viejos enemigos, pero con el pueblo confiado y feliz.
La escalinata estaba cada vez más cerca y algunas lágrimas se dibujaron en sus ojos, esos ojos oscuros, un poco cansados ya, pero con la mirada firme… como siempre.
Repentinamente, un rumor de voces interrumpió sus pensamientos.
Se dio vuelta a ver qué era ese tumulto y allí los vio… Tanta gente ¿de dónde había salido?... Si hasta hace unos minutos no había nadie…
No pudo más que sonreír espontáneamente…
Vio que la saludaban y le gritaban cosas… pero pronto fijó su mirada en una bandera, la emocionó ver su cara junto a la de Néstor otra vez, como en los viejos tiempos, y la leyenda:
¡CRISTINA VIVE EN NUESTROS CORAZONES…
POR SIEMPRE JUNTO A NÉSTOR!
Quiso volver sobre sus pasos, regresar hasta allí y saludarlos y dejar que ellos la llenen de energía… pero no. Era mejor así…
Ella se iba y el pueblo estaba listo para dejarla partir…
Sin darse cuenta, casi absorbida por sus pensamientos, no sintió los pasos de una pequeña que corría hacia ella y llegó hasta la misma escalinata y le tocó la mano…
-Cristina-le dijo-
Ella se volvió hacia la niña…
-Mi mamá y mi papá te mandan esto…
Cristina estiró su brazo y tomó suavemente la rosa que le daba la pequeña, se agachó para poder darle un beso, con cierta dificultad, algo normal para su edad y sintió la calidez de su mejilla.
La pequeña corrió nuevamente hacia la multitud. Tan rápidamente que ni siquiera pudo darle las gracias.
Cristina levantó la mano en señal de despedida… Las personas seguían gritando y agitando banderas.
Subió con ayuda la escalinata con la flor en la mano y vio que en el papel que la envolvía había un pequeño mensaje.
No quiso esperar para leerlo. El mensaje decía:
Querida Cristina, hace muchos años, allá por el 2010 nos conocimos cuando ambos fuimos a decirle adiós al querido Néstor y a brindarte nuestro apoyo. Ese día tomamos un compromiso que no defraudamos jamás: luchar por un país más justo… Hoy que te vas sólo queríamos decirte GRACIAS! GRACIAS por el país que nos ayudaste a construir, éste que hoy le podemos brindar a nuestra hija, sin miedo, con justicia, con memoria y con equidad. Gracias por tu esfuerzo infinito, por tu lucha incansable, porque sabemos cuánto te costó. Y porque no defraudaste en nada los ideales de Néstor. La Historia Grande de nuestro país te tiene un lugar reservado, como ya se lo ha dado a él. Por todo eso y mil cosas que no hace falta decir: GRACIAS Y BUEN VIAJE! NO TE VAMOS A EXTRAÑAR PORQUE VIVÍS EN CADA UNO DE NOSOTROS, EN NUESTRA FUERZA Y EN NUESTRA ESPERANZA, PORQUE SOS NUESTRO EJEMPLO Y SIEMPRE LO SERÁS.
Casi en llanto, terminó de leer la última frase, fue cuando notó que ni siquiera estaba firmada…
De pronto, alguien le habló y ella dio los primeros pasos dentro del avión.
Miró hacia donde estaba la gente y sintió una profunda ternura.
Dejó la flor en el asiento junto al suyo que estaba vacío, se sentó, se abrochó el cinturón y sostuvo la carta en una de sus manos.
Pensó en esas palabras y, como un halo invisible llegando hasta su alma, sintió con más fuerza que nunca esa señal que había estado esperando, la señal que le indicaba que había cumplido con su misión, con la de ambos…
Su querido país, la Argentina, ya podía prescindir de ella… y qué bueno que así sea –pensó- ya es hora de descansar…
El avión comenzó a moverse y las personas y las banderas quedaban pequeñitas a lo lejos.
Algo en su corazón le dijo que éste era justo el momento para volver a casa…

En palabras de Silvio Rodríguez:
“…Y creo que acaso… al fin lo he logrado
Soñando tu abrazo…
Volando a tu lado…”

Publicado por Gabriela Aguar

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