ANADig: Buryaile vs. Buzzi: Una pelea que sintetiza las limitaciones del gremialismo rural

domingo, 21 de noviembre de 2010

Buryaile vs. Buzzi: Una pelea que sintetiza las limitaciones del gremialismo rural

Que los cruces entre el titular de la Federación Agraria y el Presidente de la Comisión de Agricultura y Ganadería de Diputados sea tomado por conductores más relacionados a la farándula y los escándalos que a la economía y el campo habla del marco de sainete en que se ha terminado convirtiendo el accionar del gremialismo rural en su paso por la política.

La ubicuidad no es fácil en estos son tiempos de blanco o negro. O estás con el Gobierno o contra el Gobierno. No hay lugar para tibios o magos escapistas.

El primero que determinó dónde estaba Buzzi fue Clarín. El sábado lo ubicó del lado K de la política, imputándole haber operado a la legisladora cordobesa Estela Garnero para que obre a favor del Gobierno en el tema presupuesto.

No importa lo que haya hecho el federado. La verdadera noticia es que el principal opositor al Gobierno (Clarín) había definido Buzzi ya no era funcional para la gran contienda.

Buzzi lo reconoció entrevistado por Magdalena Ruiz Guiñazú en Continental: “La Federación ya no es herramienta de oposición. Acá a los sectores de oposición, si no sos opositor puro no le servís”, reconoció.


La paradoja es que fue el original desdentado De Angeli y por extensión la FAA, la que legitimó la pelea por la 125. La casi centenaria entidad se convirtió a partir de ese momento en el mejor instrumento para erosionar el poder K. Radicales, peronistas anti kirchneristas, lilitos, todos se colgaron de los pequeños productores para la campaña. Y no les fue mal.

Pero la FAA, históricamente considerada como lo más a la izquierda del ruralismo, era criticada por su funcionalidad a los intereses de la SRA. Buzzi se cansó de repetir que era “el espanto” lo único que cimentaba la relación.

Pasados los 15 minutos de gloria de la Mesa de Enlace, la dirigencia federada comenzó el viraje. Menos cámaras y micrófonos y más hechos concretos para sus representados. Y encontró en el ministro Domínguez el interlocutor justo para la estrategia.

Mientras la mesa se apagaba, la federación aparecía cada vez más vinculada a acciones del Gobierno vía el ministerio.

Sin embargo, no se puede decir que la dirigencia federada sea K. Buzzi y alguno de sus adláteres abrevan del duhaldismo. Sus dichos a puertas cerradas llevan el copyright del ex vice de Menem. Otros, como Forte y Orsolini, reportan al radicalismo de Alfonsín, o al socialismo como Barchetta, o han devenido pinistas como Pedro Peretti.

Lo cierto es que el federado venía conduciendo a la entidad por una delgada línea y el sábado lo pecharon. Lo pusieron como operador K y se acabó la discusión. ¿Pensaba Buzzi que podía separar el ministerio del Gobierno de Cristina?

Buzzi jura y perjura que no la llamó, pero que habló con Garnero, porque esta lo llamó para decirle cómo iba a proceder en el tema presupuesto.

Pero “Roma que no paga traidores” le soltó la mano y afloraron las deudas pendientes con CRA, donde se mezcla la competencia gremial con la política. Porque Buryaile representa la visión más liberal del radicalismo y coherente con su entidad postula una visión social y económica muy alejada del núcleo federado.

¿Liquidan así lo que fue su capital político, los líderes rurales?

Todavía es temprano para decirlo, pero muestra que no es fácil mezclar gremialismo y política, y que el pasaje de una posición a otra no es gratuito.

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