ANADig: "EL KIRCHNERISMO ES LA VANGUARDIA ILUMINADA", escribe Benito Mancuso

sábado, 6 de noviembre de 2010

"EL KIRCHNERISMO ES LA VANGUARDIA ILUMINADA", escribe Benito Mancuso

De visita en la Argentina, el célebre politólogo, semiólogo y analista de medios Benito Mancuso, concedió a Pensando la Argentina un breve pero riquísimo reportaje que comenzó el Plaza de Mayo y terminó al otro día en el barrio de La Boca.
Mancuso es un personaje multifacético: actor vocacional, ex seminarista, intelectual galardonado en las principales universidades europeas y antiguo guerrillero de las Brigadas Rojas, este calabrés de 57 años actualizó su pensamiento político en una sorprendente evolución desde su primitivo marxismo hacia formas más potentes de concepción socio-política. Llegado a la Argentina para las exequias de Néstor Kirchner, nos dijo:

"Cuántos pendejos! Esto es cosa de locos!" Dice mirando las largas filas para entrar al velatorio. "No hay líderes así en Europa. Esto es bien latinoamericano". Yo le digo que, es, además, un fenómeno bien peronista. El asiente, entusiasmado.

"El peronismo es el futuro", propone como al pasar. Es un personaje provocador. Le pregunto cuánto conoce del peronismo.

"Lo suficiente como para comprender su potencia cultural", dice. "Leí a Cooke y me partió la bocha".

Le digo que siempre creí que había una visión europea muy negativa sobre el fenómeno peronista.

"Es porque Europa ha propuesto desde siempre una visión centralista, metropolitana. Profundamente colonial. Eso ha imposibilitado a los intelectuales europeos comprender cabalmente los procesos latinoamericanos".

Después me mira fijamente. "Perón era un capo", me dice.

Le pregunto cuánto conoce realmente sobre Perón.

"Lo visité en Puerta de Hierro en 1970. Fui a hacerle un reportaje. Hablamos de política durante unos minutos y me dice: ¿vos sos trosco, no es así, pibe?. Me caló de entrada. Creo que nos caímos bien. Tenía un ganso que se llamaba Matera. Lo llamaba así, 'venga Matera' y el ganso venía. Era alucinante. Me invitó a comer un asado y allí me contó de sus viajes por Italia. Hablaba italiano con fluidez. Me estuvo enseñando puteadas en mi propio idioma que yo ni siquiera conocía. Era un genio."

Parece perderse en los recuerdos. Lo imagino joven, pero con la misma vivacidad que tiene ahora, en la Plaza, haciendo la cola y cantando contra Julio Cobos.

"Perón me convirtió. Antes de salir de la quinta aquella, ya había abandonado el trosquismo. Me sentía un peronista evangelizado, sin formación doctrinaria. Después del asado, cuando el general se retiró a dormir la siesta, terminé cagándome a trompadas con Jorge Abelardo Ramos por un matiz semántico sobre Gramsci. Eran tiempos de mucha vehemencia. Muy románticos"

Le pregunto cómo ve hoy al peronismo.

"Ya te lo dije, es el futuro. Veo una hegemonía de setenta años, al menos. Se han dividido las aguas. Hoy, los conservadores se hacen llamar peronistas por puro marketing, pero no engañan a nadie. El kirchnerismo es la vanguardia iluminada de la revolución peronista. Y veo al Justicialismo exportando la revolución a otros países. Es la hora de los pueblos. 
Además, con Néstor nace otro mito fundante. El significante vacío de Laclau me lo paso por los cigotos. Acá hay masa crítica para la revolución." Lo acompañé un rato más. Cuando me despedí, estaba a punto de tomarse a golpes de puño con algunos militantes de la Tupac Amaru que querían colarse, a los que les recirminaba su voto por Micheli y De Genaro en las elecciones de la CTA.

Al día siguiente, nos encontramos en el bar "Gente como uno", en plena Rivera.

Después de comer una pizza ("la pizza allá en Italia es una mierda, esta es la de verdad" me aseguró), caminamos por la calle Pedro de Mendoza hacia el lado de la calle Caminito. "Cuánto turismo que hay", exclama en un momento. "Y eso que ese Macri es flor de boludo".

Aprovecho para preguntarle cómo ve a Buenos Aires.

"Esta ciudad es una locura. Mitad París y mitad Monrovia. Cualquier pelagatos se piensa que es un terrateniente, o un potentado. Desde allá (Italia, supongo) veía los cacerolazos a favor de los oligarcas en 2008 y me quería morir. Un montón de pelotudos desclasados, creyéndose no se quién. Por favor, qué indignación."

Le pregunto por la izquierda, por el socialismo, mientras compramos un souvenir en la feria artesanal: una pareja bailando el tango.
"Ma qué socialismo, pibe! El peronismo es el socialismo verdadero. Te digo más: Fidel Castro fue el segundo Perón de América. Y el Che Guevara era peronista hasta la boina".

Le digo que eso no es lo comunmente aceptado por los historiadores.

"Ninguno sabe una mierda. Fidel llegó de la Sierra, ¿Y qué hizo? Jus-ti-cia-lis-mo! Entendés pibe? Estado de justicia, educación, salud, todo para el pueblo. El Che se iba a cosechar cañas de azúcar. Rajaron a los mafiosos yanquis. A la mierda el Tropicana. Peronismo puro, nene!"

Le recuerdo que en una ocasión, el General Perón había dicho que él podría haber sido el primer Fidel castro de América.

"Era un capo, el Viejo. Se tiró abajo, se hizo el humilde. Yo lo entiendo. Pero la revolución en América la hizo él. Fidel lo siguió".

Lo acompaño hasta el hotel en donde para. En el taxi, le preguntó al chófer si era peronista. Al responder éste negativamente, le largó una filípica sobre los miembros de la clase trabajadora que no aceptan su condición proletaria. Cuando bajamos de vehículo, me dice:

"Néstor fue el mejor discípulo de Perón. Y Cristina es una maravilla. Me provoca envidia., es un cuadro político de primerísima línea. Nosotros allá, lo mejor que conseguimos es un plutócrata putañero con un entretejido de mierda en la cabeza."

Para despedirme, le pregunto por si tiene en carpeta algún trabajo nuevo.

"Mirá, la verdad es que empecé a escribir un libro con José Pablo Feimann, pero lo cagué a puteadas porque le pegaba nucho al Viejo, viste. Uno tiene límites, pibe."

Publicado por Natalia Müller Roth

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