DILMA ROUSSEFF, DE GUERRILLERA A PRESIDENTA: Cuando Brasil tiene rostro de mujer

Por primera vez en la historia, una mujer presidirá el gobierno brasileño. Los desafíos económicos de la sucesora de Lula. Su lista de “trece compromisos”.

Por Alfredo Grieco y Bavio

Con una caravana por la zona oeste de Río de Janeiro cerró su campaña Dilma Rousseff. La candidata a la presidencia de Brasil estuvo acompañada por el presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, en un acto que, según ella, indicó un final de campaña optimista. “Fue una cosa maravillosa, ustedes pueden ver que es algo que fortalece, una energía que sube y pasa por toda la gente”, afirmó la candidata oficialista, no sin optimismo, frente al ballottage en el que disputó la sucesión de Lula al opositor José Serra, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB). El optimismo fue justificado. El domingo, Dilma Rousseff se aseguró la victoria en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales brasileñas. Una hora después del anuncio oficial, Rousseff abandonó su casa rumbo a un hotel, y a la salida habló por primera vez como presidenta electa: “Agradezco y prometo honrar la confianza de los brasileños”, dijo a la TV Globo. Tras el recuento del 99 por ciento de las urnas, Rousseff ya tenía asegurado su victoria con 55,46 millones de votos (un 56% de los válidos), frente al 43,67% de su rival.

La ex guerrillera de 62 años, quien desde 2003 se desempeñó como ministra de Minas y Energía y después como jefa de gabinete del presidente Lula, se convertirá asimismo el 1 de enero de 2011 en la primera mujer en asumir la presidencia de Brasil. Para llegar al gobierno, la dilecta de Lula disputó dos vueltas electorales, ya que no alcanzó el 50% más uno en la primera vuelta del 3 de octubre.

Al ballottage del pasado domingo fueron convocados unos 135 millones de votantes. Que también tuvieron que decidir los gobernadores del distrito federal de Brasilia y de otros ocho estados donde la elección regional no se definió en primera vuelta.

Según muchos analistas, el panorama es peor de lo que parece, y mantener la estabilidad y el crecimiento será uno de los retos de Dilma Rousseff. En los llamados mercados emergentes, el real brasileño ha sido la divisa que más se fortaleció ante el dólar en los últimos meses.

El ministro de Economía, Guido Mantega, afirma que el problema no ha nacido en Brasil, sino que se debe a una “guerra cambiaria” iniciada en Estados Unidos y Europa, que procuran bajar el valor de sus monedas para aumentar la competitividad de sus exportaciones. En suma, Brasil sería un daño colateral de la crisis mundial de 2008.