DE ACUERDO A UNA ENCUESTA EXCLUSIVA DE IBARÓMETRO El 70% de la población apoya la participación de las ganancias

Por Ignacio Chausis/Leandro Renou

El proyecto de Héctor Recalde, duramente criticado por toda la cúpula empresaria, recibió un fuerte respaldo de la gente.

 

En medio del rechazo empresario que generó la ley para que las empresas redistribuyan ganancias entre sus trabajadores, una encuesta privada evidenció que, en general, la gente común está de acuerdo con la iniciativa. Un trabajo de la consultora Ibarómetro elaborado especialmente para Tiempo Argentino preguntó a 1000 personas su posición respecto del proyecto impulsado por el diputado del Frente para la Victoria, Héctor Recalde. El resultado fue que el 53% está a favor, un 23% en contra, y un 24% dijo no conocer el proyecto. Sin embargo, la encuestadora fue un paso más allá y tomó la perspectiva final sobre los usuarios que se señalan como “los que tomaron posición”, es decir, los que se inclinaron por el sí y por el no. De este cálculo se deriva que el 70% ve favorable para los trabajadores el reparto, y sólo el 30% está en desacuerdo. El estudio se realizó en forma telefónica a usuarios del Área Metropolitana de Buenos Aires AMBA, mayores de 18 años. El 24% de las respuestas provinieron de habitantes de Capital Federal, un 29% de aquellos que viven en el primer cordón del Conurbano y el 47% restante surgió de la gente del segundo cordón. El informe detalla además que, a pesar de que el proyecto se presentó en el Congreso hace muy poco, el desconocimiento del contenido del mismo es bajo. En este sentido, buena parte de la responsabilidad del conocimiento es del debate mediático que se viene dando en radios, gráfica y televisión. De hecho, el tema fue el centro de la discusión en los pasillos y en las exposiciones del reciente Coloquio de IDEA, la reunión anual de empresarios más importante del país. Si bien el relevamiento mide la percepción del proyecto que tienen porteños y bonaerenses y no todo el país, da la pauta de que los ciudadanos comunes (sindicalizados y no sindicalizados) tienen una tendencia afín al proyecto, sumándose así al apoyo incondicional que venían dando todos los gremios. Recalde no se mostró sorprendido con los resultados de la encuesta de Ibarómetro: “Si bien recibo descalificaciones constantes del empresariado, la gente en la calle me dice ‘Recalde, no nos deje afuera (del proyecto de reparto)’. Y eso que no es gente que esté directamente relacionada con los gremios”, explicó el diputado. El legislador, que hace unos días presentó su iniciativa en un acto en la sede de La Bancaria junto a Moyano, reconoció la penetración que logró la ley por el interés de los medios, pero recordó que también su equipo de trabajo está visitando todo el país detallando las claves de la iniciativa. Además, Recalde adelantó que la semana que viene empezará a distribuir un documento explicativo del proyecto, que ya fue pedido por sindicatos y hasta por entidades de profesionales. Otro dato importante es que la pregunta disparadora de la encuesta apunta explícitamente a “el proyecto de la CGT”, es decir, no se refiere sólo a la idea de repartir, sino a la iniciativa de Recalde en particular. El detalle no es menor, teniendo en cuenta que ha habido opiniones favorables al reparto, pero no en el marco del proyecto que tiene el respaldo del titular de la CGT, Hugo Moyano. El ejemplo más emblemático de esta posición fueron los dichos del economista de la Universidad Di Tella, Pablo Gerchunoff, ante el nutrido auditorio del encuentro de IDEA. En un escenario claramente contrario a redistribuir utilidades, Gerchunoff opinó que es conveniente repartir ganancias, no adscribió al proyecto de Recalde, pero llamó a una profunda reflexión de las corporaciones y casi instó a que presenten ellos una alternativa. 

Por coincidencia o decantación, en las últimas horas, la Unión Industrial Argentina esquivó la convocatoria al debate hecha por la Comisión de Legislación del Trabajo de la Cámara Baja, y anunció casi instantáneamente que empezará a elaborar un proyecto alternativo. En el mismo, se pretende suscribir a la distribución, pero eludiendo la posibilidad del monitoreo de los balances. El miedo de las compañías es que este control permita ver más claramente casos de evasión impositiva, como los recientes de las cerealeras Bunge y Cargill.