ANADig: ¿Es de brutos o es de hijos de puta? (textual de Lino Barañao)

sábado, 10 de julio de 2010

¿Es de brutos o es de hijos de puta? (textual de Lino Barañao)


Uno no sabe si lo hacen por brutos o por hijos de puta. Pero, la mayoría de las crónicas dicen que la presidenta no fue al "tedeum" católico en Tucumán, para evitar las críticas del obispo.
Pongamos que haya sido ésa la motivación. ¿Y?
¿Acaso está bien que el poder democrático se someta a ese ritual medieval, humillante, de una corporación a la que nadie eligió?
El 9 de julio de 1816 se conmemora el comienzo de la independencia nacional. A esa independencia, se opusieron los católicos orgánicos, que invadían estas tierras. La independencia fue contra la iglesia católica, justamente.
¿Acaso estaría bien que el poder democrático fuera a conmemorar el 9 de julio a la casa del rey de España y escuchara, sin poder replicar, su sermón?
Del mismo modo, no está bien que un obispo -secretario de estado, aunque ñoqui, por un acuerdo firmado durante una de las tantas dictaduras- se arroge la representación de nada en cuanto naturaleza pública, y quiera sermonear a los presidentes. Es un mamarracho.
Pero sorprende que los mismos cronistas, en general, suelen auto creerse muy republicanos e institucionalistas. Bueno, por eso, uno no sabe si de brutos o de hijos de puta, se olvidan sus supuestos espíritus republicanos para bancar una tradición monárquica, impresentable, que debería haber sido desterrada desde el retorno a la democracia.
Los motivos que aduzca (en realidad, nadie adució nada, es la frondosa imaginación psicológica de los cronistas la que está en juego, año tras año) carecen de importancia frente al hecho republicano e institucional (de eso, justamente, se trata el respeto republicano a las instituciones) de no asistir a esa pavada donde el obispo dice las giladas de ocasión, en un lenguaje oscurantista, incomprensible, corporativo y generalmente ultraconservador que no tiene nada que ver con la democracia.
Si el curita tiene ganas de sermonear sobre la moral: adelante, que se junte con sus fieles y les explique que no pueden divorciarse, coger sin forro, juntarse con putos ni denunciar a los curas pedófilos. Tá, es su moral. Muy lindo todo.
Pero de las cuestiones de interés público y democrático, el obispo es un ciudadano más. Y si cualquier presidente tiene ganas de escuchar la suma de boludeces que se le ocurren a siete viejos trastornados, bueno, que lo haga: pero no en un acto público, de conmemoración histórica de la independencia nacional. Porque eso nada tiene que ver con la república ni con el respeto a las instituciones.
Lo bajamos del Blog República Unida de la Soja

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