Cómo impacta la reforma política en el escenario 2011... Hagan juego !!

El juego de la urna para el 2011.

El fin del año legislativo dio inicio al año electoral que enfrentará a los partidos políticos con una nueva norma. La definición de candidatos y las alianzas para sortear la extinción.

Por Tali Goldman

El 1 de diciembre marcó el fin de las sesiones ordinarias en el Congreso. Sobrarán los análisis, cálculos, balances de lo conseguido –o paralizado– (según quién lo mire) en los recintos parlamentarios. Se hablará del matrimonio igualitario, el 82 por ciento móvil, la ley de glaciares, el Presupuesto denegado al Ejecutivo nacional o el recientemente inaugurado –y largamente pendiente– debate sobre el aborto. Pero lo que finaliza en diciembre en el Poder Legislativo inaugura otra carrera en el escenario político general: un año electoral que ya se palpita con lanzamientos de campaña y proyecta un 2011 a pura pelea. Aunque, esta vez, el juego contará con una cláusula especial: la aplicación de la ley de Reforma Política y, con ella, un reacomodamiento del tablero partidario en la Argentina que generó avales y críticas en diversas medidas.

Desde el oficialismo, el ministro del Interior, Florencio Randazzo, es el encargado de oficiar como vocero –y exégeta– del nuevo panorama. Impulsor de la normativa que se sancionó el 2 de diciembre de 2009, el Ejecutivo busca cumplir con los plazos y obligaciones establecidas en una ley que defendió por su aporte a “la consolidación de instituciones que están contempladas en la Constitución” y se votó “con mayoría especial, es decir, avalada no sólo por el Frente para la Victoria sino también por otras fuerzas políticas”, como explica el funcionario. Obviamente, es difícil olvidar que su sanción tuvo lugar en otro contexto nacional. Algo más abatido, pero con decisión de avanzar en una agenda propia, el gobierno nacional impulsó la Ley de Democratización de la Representación Política, la Transparencia y la Equidad Electoral como contratara de la campaña –y posterior derrota– en las elecciones legislativas de junio de 2009. Hoy, con el impacto de la muerte de Néstor Kirchner, el apoyo popular manifestado durante su funeral, las encuestas que reflejan a Cristina Fernández como ganadora en primera vuelta y una oposición desarmada e incapaz de cerrar un año parlamentario que exhiba algún logro, concretar los cambios propuestos apunta a demostrar el respeto a los compromisos asumidos para dotar de mayor transparencia y mejor institucionalidad al sistema argentino.

La resistencia al cambio, sin embargo, proviene sobre todo de los partidos más chicos, anclados en los aspectos que deberán cumplir y que, en definitiva, benefician a las estructuras más orgánicas. Entre ellos, participar de las elecciones internas, abiertas y simultáneas para elegir candidatos (a presidente y vice, a senadores y diputados), contar con la adhesión del cuatro por mil de los empadronados en cada distrito (y su posterior afiliación) para mantener la personería jurídica y obtener reconocimiento electoral, y definir las alianzas (si de esa forma presentarán candidatos) en congresos partidarios, para constituirlas antes de los 60 días de la fecha de elección (ver aparte).

Pero con la reforma electoral el escenario es complejo aun para las estructuras orgánicas más históricas. El arco político, que se dirime por competir bajo un mismo sello partidario, aliarse o morir en el intento, refleja una pelea feroz que tendrá su primer round el 14 de agosto de 2011, la fecha estipulada para las internas, y, el último, el 23 de octubre próximo.

El Partido Justicialista es uno de los terrenos más pantanosos de cara a ese escenario. Luego de la muerte de Kirchner, el Frente para la Victoria obtuvo un apoyo que disparó la intención de voto a favor de la Presidenta y un respaldo inusitado al proyecto que comenzó en 2003. En ese marco, Cristina Fernández asomó como la candidata más firme del oficialismo, una situación que desconcertó y desestructuró a los rivales del Peronismo Federal que aún no definieron si la competencia la darán por fuera –o no– de la estructura del PJ. En esa fotografía se inscribió la renuncia al PJ disidente del santafesino Carlos Reutemann, que se apartó de la mesa de conducción del espacio por “diferencias irreconciliables” con sus miembros. Eduardo Duhalde, en cambio, se recostó sobre el ala más conservadora del peronismo y confirmó el lanzamiento oficial de su precandidatura para los días previos al 20 de diciembre. Como el ex presidente interino, el gobernador de Chubut, Mario Das Neves, y el diputado nacional Felipe Solá negocian su futuro dentro del partido, sin negar sus aspiraciones de aterrizar en la Casa Rosada.