ANADig: YA HICIMOS LAS PACES GENERAL ! 7 de setiembre, Día del Montonero

miércoles, 7 de septiembre de 2011

YA HICIMOS LAS PACES GENERAL ! 7 de setiembre, Día del Montonero


de Gallego Fernández,

Ese primero de julio del setenta y cuatro, nos quedó una mochila cargada de interrogantes; la irreverencia y la rebeldía fue la forma que elegimos dos meses antes; para expresar nuestro más sentido dolor, por habernos sometido al escarnio de los verdugos que alentó y se alojaron a su lado; no se si estaba al tanto, pero uno de sus custodios mató a Carlitos Mugica, a ese que escribió Peronismo y Cristianismo, el mismo que lo había llevado a la “31”, para que salude a los cabecitas, (ni una corona le arrimaron), a Julio Troxler, a Atilio Lopez, Ortega Peña…, es larga la lista de cagadas General.
Hace rato que le concedimos la victoria General, nos derrotó, poco importa a la distancia, el vacío en la plaza, y que la conducción no pudo parar la estampida; pero en esa victoria suya, no sólo perdimos los imberbes, sino fue el comienzo de una gran derrota para el pueblo. No porque nosotros fuésemos portadoras de la verdad histórica, sino porque por primera y única vez, confundió al enemigo General.
Ud. creyó en la reconciliación nacional, si lo hubiese visto al hipócrita de Balbín despidiéndolo como amigo, sí, el mismo que además de fogonear el golpe del 55 y la proscripción; calificaba a Videla de general democrático, y declaraba en España en el año 80 "Creo que no hay desaparecidos, creo que están muertos, aunque no he visto el certificado de defunción de ninguno".
Estaban ahí, agazapados General, los mismos de siempre, y Ud. medio caliente con el Operativo Dorrego, les dio una manito, sacó a Carcagno y lo designó a Anaya; pero como si esto fuese poco, desarrolló una política económica que jodía los intereses de la oligarquía y el imperialismo yanqui. Claro que nosotros no estábamos conformes con el pacto social; pero al revisarlo sin la pasión de aquel momento, tengo que reconocerle, que les había metido la mano en el bolsillo, (fue la última vez que el 50% de la torta se repartió entre los laburantes). Claro está, que ni Rucci, ni Lorenzo, ni Casildo Herreras eran el gallego Espejo y que los muchachos que le fueron fieles del Movimiento Obrero, estaban perseguidos o encarcelados. Todavía no se como Raimundo pudo soportar lo del hijo.
Hoy después de tantos años, de que vale reprocharle la reunión con Pinochet; los yanquis, el imperialismo al cual Ud. obligó a exportarle desde su filial argentina de la Ford, vehículos a Cuba; no podían soportar después de Vietnam, que en el patio trasero se encendiese la llama de la Liberación; quien iba a suponer por aquel entonces, que el patrón tecnológico se había agotado para el capitalismo, y que la crisis del petróleo desnudaba una caída irreversible de la tasa de ganancia, que intentaban sostenerla desde procesos inflacionarios.
Nunca tuvimos la letra fina del 12 de Junio, pero todos sospechamos que Ud., vio al monstruo agazapado; a los cómplices muy cerca suyo; o tal vez en nosotros persistía el afecto que se guarda a los padres; lo cierto es que nos quedamos con esa sensación de vació, que producen la ausencia de los diálogos postergados. Que tremendo papel ha desempeñado en la historia de la patria, en esa despedida está toda la dimensión de su liderazgo.
La dictadura fue terrible General, torturados, presos, desaparecidos, los que resistieron, todos gritando el Viva Perón Carajo!!!!; pero la suerte estaba echada, era terrible la derrota, hasta el reclamo de justicia, negó la identidad política y el porque de el genocidio. El peronismo combativo, revolucionario, había sido derrotado.
Como de costumbre entró en escena el oportunismo liberal, y todos nuestros ideales, la lucha por la liberación y la reconstrucción de nuestra patria, fue sepultada bajo el manto de dos demonios, y un terror paralizante negaba la historia desde el inconsciente colectivo.
El enemigo tomo los puestos de mando en el movimiento, y a Ud. lo condenaron al bronce, a la necrofilia irrespetuosa, a las misas del rito petrificado; la tercera posición era para los nostálgicos, y la felicidad del pueblo, ahora la garantizaba un tal Fukuyama, augurando el fin de la historia y el triunfo de los imperios sobre los pueblos. Este tiempo fue peor que la dictadura; era el pueblo del viejo testamento adorando el becerro de oro, ingresando al primer mundo, al consenso de Washington, renegando de su historia, destruyendo cada centímetro de soberanía que Ud. había construido con el pueblo, y que ni siquiera la dictadura se atrevió a tocar.
Yo no recuerdo bien cuando nos reconciliamos con Ud., pero sin lugar a dudas fue por estos tiempos que aprehendimos a perdonar, nuevamente fue nuestro refugio ante tanta injusticia, tal vez porque los pueblos retoman la historia, en el mismo lugar donde la dejan, como resultado de las derrotas.
Hoy soplan vientos de liberación en nuestra querida América; en nuestra patria, miles de chicos tan jóvenes como nosotros, cuando lo despedimos ese primero de Julio, quedan deslumbrados ante los planes quinquenales, la constitución del 49, la filosofía y el contenido revolucionario del peronismo; se vuelve a percibir la hora de los pueblos, la rebeldía frente a la oligarquía asesina y vendepatria, y el desprecio al imperio.
En este extraordinario proceso, por esas cuestiones que tiene la historia, Ud. General, aunque jamás lo hubiese soñado, vuelven de la mano de todos nuestros compañeros, de Sabino, de Maza, de Troxler, de Paco de Dardo, de cientos de ellos, en ese milagro de la resurrección cristiana, que es estar presente en la vida del pueblo; estamos en paz mi General, la semilla del Movimiento combativo y revolucionario del peronismo no ha muerto.

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