ANADig: EL MINISTRO DE AGRICULTURA, JULIÁN DOMÍNGUEZ ANALIZA EN UNA ENTREVISTA EL LOCKOUT DE LA MESA DE ENLACE

domingo, 16 de enero de 2011

EL MINISTRO DE AGRICULTURA, JULIÁN DOMÍNGUEZ ANALIZA EN UNA ENTREVISTA EL LOCKOUT DE LA MESA DE ENLACE


“Hay un grupo que por dogma atenta contra sus intereses”


 















Cuestiona con dureza a la Rural y pone énfasis en la necesidad de resolver el conflicto por la vía del diálogo. “Nunca el país tuvo un capitalismo con este nivel de crecimiento”, subraya. 

Cuando asumió, existía un fuerte conflicto entre las entidades ruralistas y el gobierno por las diferencias en las retenciones. Se le reconoce el mérito de haberlo resuelto. ¿Cuáles fueron las medidas que tomó entonces?
–La presidenta me pidió que me reuniera con todos los sectores. Y cuando digo todos, hablo de todos. Quizá quien triunfó fue la política, la magia de la política. Restablecer todos juntos el lugar que cada uno tiene; el Estado volvió a ser un árbitro de interés del conjunto de la sociedad argentina, un instrumento de transformación pacífico entre Nación y sociedad. 
–¿Qué cambió el clima después del período conflictivo 2008-2009?
–Que el conflicto era un absurdo. Que haya puja de intereses: lógicas, racionales, forma parte de la convivencia de una sociedad, pero que el conflicto haya llegado donde llegó cansó a la sociedad. Nos cansó a todos. Era la Argentina que no queríamos ver más.  Por otro lado, nunca antes el sector agropecuario había tenido el crecimiento de los últimos años. Nunca. En 2001-2002, en Chacabuco, un campo valía U$S 1000 y el productor estaba quebrado, endeudado. Hoy, ese productor tiene un capital que supera los U$S 7 u 8 millones.  Pudo capitalizarse, equiparse, tener más rentabilidad, ser competitivo, porque hay un tipo de cambio altamente competitivo que le permite al sector agroindustrial tener en 2010 un superávit comercial de U$S 17 mil millones. Por más que el sector agropecuario esté enojado y no lo reconozca, nunca había tenido la oportunidad y el crecimiento que tuvo en esta década. Por primera vez, la burguesía nacional tiene  semilleros naturales que ocupan el 40% del mercado del sur en Brasil, preferencias en África, negocios en China y en países de la ex Unión Soviética. Ha crecido en la Argentina, en la última década, la burguesía nacional, que antes nunca había tenido la oportunidad de hacerlo. Era imposible sostener ese clima de confrontación como el que se tenía con esta realidad económica. 
–¿Dice que se ha creado una burguesía nacional con características diferentes?
–En la última década cambió la estructura del negocio agropecuario. Hasta el año 2000, había un sistema de producción clásico. Desde 2002 apareció el organizador del negocio, los que tomaron rentas, el modelo del agronegocio, que permitió expandir la frontera agrícola, que desplazó las fronteras ganaderas a zonas que eran marginales. La Cuenca del Salado se dedicó más agresivamente a la agricultura, aparecieron muchísimos actores del negocio: fertilizantes, semillas, organizadores del negocio, el negocio financiero, la expansión de la molinería, la transformación del poroto de soja en aceite de soja. 
–Después del acuerdo, ¿qué significa este nuevo quiebre que decidió la Mesa de Enlace con el llamado a un lockout?
–Está muriendo una Argentina y naciendo otra. El país que está muriendo es aquel en el que no nos podemos mirar a los ojos y no podemos poner el acento en las prioridades. Este Ministerio no va a ser parte del problema de los productores. Queremos ser parte de la solución de los problemas que los productores tienen, y reconocemos los que hay en la comercialización del trigo, por ejemplo. No somos ciegos. La prioridad son los pequeños y medianos productores, y en el trigo, la ecuación es muy sencilla: el 92% de los productores, 27 mil de los 30 mil agricultores, produce el 50 % del trigo, es decir 7 millones de toneladas. El otro 50% lo produce el  8 u 10%, por lo cual debemos trabajar y crear los instrumentos para que esos 27 mil productores  que producen el 50% del trigo, no tengan problemas en la Argentina. 
–¿Qué señales dio el gobierno?
–Abrimos la totalidad del saldo exportable, como nos habíamos comprometido con las cinco provincias trigueras, las Bolsas de Cereales –que son nacionales y representan los intereses de productores–, acopiadores, de cooperativas. Por eso no entiendo la medida de fuerza. 
–¿Lo decepciona el lockout?
–Lo que provoca decepción es volver a una Argentina que creímos superada, y pondré todo mi empeño para que las decisiones unilaterales no nos cambien el rumbo que iniciamos. 
–Pero el diálogo se transformó en un lockout...
–Satanás metió la cola. Salimos diciendo: “Liberamos la totalidad de saldo exportable”, y cuando terminó la reunión dijeron: “Lo que dice Domínguez no es así.” Está publicado en la ONCAA que estaban los saldos exportables liberados. Estos muchachos faltaron a la verdad. Fuimos absolutamente previsibles. 
–La Mesa de Enlace sentenció que, como no le pagan el precio lleno, el productor de trigo pierde plata a manos de los exportadores y los molineros. ¿Cómo se soluciona?
–Caso por caso. Son muchos los actores, en la comercialización y en la intermediación, que  usan al productor necesitado como rehén. Además de la molinería y la exportación. Hay otros actores que intervienen en la comercialización, que no le pagan al productor. 
–¿Quiénes son esos otros actores?
–Hay comercializadores en negro, hay acopios. Por eso pedí ayer al presidente de la ONCAA que salga a hacer un  relevamiento integral en los operadores. Pero casi no recibimos denuncias. El año pasado tuvimos una denuncia de una empresa exportadora que no había pagado el precio lleno y se lo hicimos pagar. Vamos a hacer un paneo de todas las operaciones. Y si no pagan, le caeremos con todo el imperio de la ley. Pero necesitamos que lo denuncien, con nombre y apellido.
–La Mesa de Enlace denuncia una supuesta connivencia entre el Estado, los exportadores y los molinos. ¿Qué opina?
–Al sistema de comercialización de granos en la Argentina lo que le falta es la pata del Estado como operador en el mercado. Volver a un modelo de Agencia Federal de Granos, o de Junta Nacional de Granos, un espacio integrado por la Bolsas de Comercio, el Estado, las cooperativas, que puedan garantizarle al productor la operación en el mercado.
–¿Se estudia esa posibilidad?
–No es una decisión que pueda tomar libremente, forma parte de un debate que debe generarse en la órbita del Parlamento.  
–¿Piensan enviar algún proyecto al Parlamento?
–Lo hemos expresado hasta el cansancio. Si ve el anticipo de 3 millones de toneladas de trigo, el financiamiento de crédito a productores a tasa 0, el financiamiento a la molinería para que salga a comprar 1 millón de toneladas, en realidad este sistema está operando como un espacio de regulación del Estado, que garantiza la compra del 30% de la producción. No es un tema que se pueda barajar de la noche a la mañana, y sabe que hemos perdido la mayoría en el Parlamento, donde ya hay innumerables proyectos para debatirlo. En un año electoral es una buena oportunidad para discutir nuevos institutos de comercialización de granos. También los países que comercializan con la Argentina dicen que sería bueno que los negocios los podamos hacer de Estado a Estado, para que la renta de la intermediación quede justamente en sus manos. Eso plantean la India, los Países Árabes, etc. La dinámica, el nuevo perfil de la comercialización internacional de granos, está requiriendo una participación más activa y puntualizada del Estado. En la Argentina, lo que hizo el liberalismo es demoler todas las estructuras de comercialización de granos y cereales. 
–La Mesa de Enlace exige la apertura irrestricta de las exportaciones de trigo y maíz. ¿Cómo se hace para explicar a la gente que no puede ser irrestricta?
–Eso es lo más fácil. Un Estado soberano tiene la potestad de fijar cuál es el cupo de la seguridad alimenticia para el abastecimiento interno. Eso es lo que hace el Estado argentino. Para trigo necesitamos 6 millones y medio, y tiene que ver con las políticas de Estado que tomamos, y que hace cualquier estado moderno. No soy libre mercadista: el Estado debe ocuparse de aquellas cosas que el mercado no puede resolver cuando hay asimetrías. Es la matriz de nuestra concepción, matriz del peronismo. Si no pensáramos así, no estaríamos siendo coherentes con el peronismo. 
–¿Lo sorprendió el lockout?
–Lo peor es que la toman a partir de una información equivocada, diciendo que no liberamos los 3 millones de toneladas de trigo. Mintiendo. Me dio pena. Creí que este escenario en la Argentina quedaba sepultado. 
–¿En la Mesa de Enlace está primando la voz más dura?
–Sí, la Sociedad Rural. 
–¿Cree que se opone por cuestiones ideológicas?
 –Estoy convencido. Hay razones ideológicas que superan al pragmatismo. En la Argentina hay un grupo minoritario que, por apego a dogmas ideológicos, atentan contra sus propios intereses. Nunca hubo un capitalismo en la Argentina con este nivel de crecimiento del PBI, de exportaciones, de crecimiento de saldo exportable, de hectárea sembrada, de inversión, de multiplicación de negocios.
–¿Por qué se pliegan las otras entidades? ¿Las arrastra La Rural?
–Cualquier conceptualización  mía sobre este tema contribuiría a aumentar el nivel de polémica. 
–¿En qué punto están las negociaciones?
–No hay negociaciones. Hicimos lo que teníamos que hacer.
–¿Y el diálogo?
–Está vigente. Hablé con todas las Bolsas de Cereales, los dirigentes, y les dije, “le están errando al vizcachazo en esta oportunidad.” Hicimos todo este trabajo. 
–Si existe un problema ideológico, por más beneficios que dé el gobierno…
–El diablo sabe por diablo, pero más sabe por viejo. Falta razón en este tema. Todos nos merecemos una Argentina más tranquila, más razonable, donde trabajemos para resolver problemas reales. Tenemos el empeño de garantizar que el productor pueda trabajar. Y privilegiar al productor, que es la gallina de los huevos de oro. Además, el que tenga necesidad de vender, va a salir a vender. 
–¿El lockout es entonces un medida estrictamente política?
–No estoy autorizado para hablar de política. Pero si tiene cabeza de chancho, pata de chancho y cola de chancho, es chancho. Es una medida inocua. Si esta medida tiene éxito, la aplaudimos porque significa que era una pavada y que tenemos tiempo para trabajar en la solución. Este problema termina el 20 de febrero. Que no me macaneen. No estoy para evaluar sus decisiones. Seguiré trabajando para resolver los problemas.Todo lo que se pidió, se hizo. <

Colaboró Jani Malvino

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