ANADig: La "sonrisa" de Sebastián Piñera ahora es mueca: De la ilusión del marketing político a la gestión de derecha

viernes, 22 de julio de 2011

La "sonrisa" de Sebastián Piñera ahora es mueca: De la ilusión del marketing político a la gestión de derecha

Por Fede Vazquez

La sonrisa dentífrica de Sebastián Piñera se convirtió, desde hace un par de semanas, en una mueca de preocupación. Es que se sucedió una acumulación de malas noticias para su gestión, en las que se conjugan protestas sociales con caídas en los indicadores de aprobación social y señales rojas en ministerios que eran -hasta hace poco- estrellas relucientes en el firmamento de la nueva derecha pos pinochetista. ¿Qué ocurrió? Un relato apresurado pero ordenado diría:
-el 30 de junio pasado, las calles de Chile vivieron lo que ya se considera la manifestación más importante desde la recuperación democrática. Cientos de miles de estudiantes, desde Santiago hasta Temuco, pasando por Valparaíso y Concepción, pidieron una revisión general del esquema educativo elitista y pago de las universidades nacionales que es -como casi todo en Chile- parte del inconcluso proceso de transición democrática. En 1981 Pinochet daba vuelta como una media el sistema universitario, abriendo de par en par el juego a las empresas privadas para que den servicios educativos. El Estado pasó de financiar a unas pocas y prestigiosas universidades nacionales públicas, a otorgar créditos a los estudiantes para que estos “paguen” los aranceles a los nuevos empresarios de la educación que crecieron como hongos en un mercado desregulado. En este proceso, incluso las universidades públicas terminaron entrando en la lógica privada, exigiendo aranceles cada vez más onerosos.
-el 5 de julio, acosado por las marchas y los paros de los estudiantes, Piñera lanzó por cadena nacional el Gran Acuerdo Nacional por la Educación. Las demandas de la comunidad educativa no fueron aceptadas, y a cambio se ofreció mejoras al mismo sistema de crédito por el cual los estudiantes protestan. Ya está circulando por Chile una adaptación del rápidamente célebre Tano Pasman, puteando frente al televisor mientras ve el discurso presidencial…
-El 11 de julio, los trabajadores mineros de la empresa estatal Codelco realizaron el primer paro general en 18 años. Son más de 40.000 trabajadores que ocupan un lugar clave de la economía nacional, porque el cobre representó, en el 2010, el 56% de las exportaciones, la gran clave oculta del “milagro chileno”. Los trabajadores se oponen a un plan de “modernización” que, intuyen, encierra una intención de privatización parcial o encubierta de algunos negocios de la minera.
-El 14 de julio una nueva marcha de estudiantes, multitudinaria, fue reprimida con gases lacrimógenos. Una respuesta draconiana y la vez habitual del poder político chileno, que el actual gobierno no parece dispuesto a modificar.
Esta fotografía del momento político y social se empieza a reflejar en una marcada caída en la imagen del gobierno y del propio presidente chileno.
Ya se ha trazado algunas veces un paralelismo entre Macri y Piñera: empresarios que deciden dar un salto a la política, previo paso por la administración de un club de futbol. Habría que agregar que, más allá de las diferencias, los dos se sienten cómodos en lugares livianos de la política (el caso de Piñera rescatando en vivo y en directo a los 33 mineros y recorriendo el mundo contando los pormenores del reality show, es un ejemplo). Sin embargo, ese deseo posmoderno choca a veces con la dureza de la gestión concreta, donde las elecciones ideológicas no pueden soslayarse por más que se quiera. Eso parece estar sucediéndole a la sonrisa de Sebastián. Claro que las diferencias entre gerenciar una ciudad y un país son notables: Macri logró la ilusión de una gestión ideológicamente neutra durante cuatro años, por lo menos. Piñera, por apenas uno y medio.

fuente
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