ANADig: A 34 años de la última dictadura Los medios como principales aliados

martes, 23 de marzo de 2010

A 34 años de la última dictadura Los medios como principales aliados

"Se comunica a la población que la Junta de Comandantes Generales ha resuelto que sea reprimido con la pena de reclusión por tiempo indeterminado el que por cualquier medio difundiere, divulgare o propagare comunicados o imágenes provenientes o atribuidas a asociaciones ilícitas o personas o grupos notoriamente dedicados a actividades subversivas o al terrorismo. Será reprimido con reclusión de hasta diez años, el que por cualquier medio difundiere, divulgare o propagare noticias, comunicados o imágenes, con el propósito de perturbar, perjudicar o desprestigiar las actividades de la Fuerzas Armadas, de Seguridad o Policiales.". Así la Junta Militar emitía uno de sus primeros comunicados en el diario La Prensa, el 24 de marzo de 1976, dando inicio a la etapa más negra de la historia reciente de nuestro país en general y de la prensa en particular.
En ese marco, los medios masivos de comunicación, dominados por el poder militar, fueron los principales cómplices del poder genocida. Por su papel central en la formación de la opinión pública la Junta Militar desarrolló sus estrategias comunicacionales con mayor ahínco a través de los medios gráficos: Clarín, La Nación, La Prensa, Somos, Siete Días, Editorial Atlántida son los ejemplos más paradigmáticos.
Si observamos algunos titulares de Clarín de abril de 1976 podemos evidenciar cómo este medio refleja las estrategias de lenguaje de la época, cómo el diario se somete a ese poder y “agacha la cabeza” renunciando a su misión esencial de mediar ante los lectores y cómo las estrategias discursivas de la dictadura dominaron la prensa durante los primeros años, a tal punto de hacer desaparecer los porqué y los cómo –a caso preguntas más potentes que pueden formular los medios: "Fijan las facultades de la Junta y el Presidente". "Continúa el estudio de las medidas económicas". "Intervienen a 12 sindicatos". "Autorizan a racionalizar la administración pública".
Durante los primeros meses post-golpe las páginas políticas de Clarín, no permitieron encontrar prácticamente actividad periodística alguna: solo podían verse comunicados oficiales.
La Opinión también apoyó explícitamente el golpe. Acaso el ejemplar más elocuente del intento grotesco de ese medio de cuestionar la política represiva del gobierno militar fue un suplemento especialmente encargado a Leiser Madanes: "La comunidad contra la subversión", quien desde Londres consultó a distintos expertos británicos acerca de la experiencia de combatir al IRA con una prensa trasparente.
Quien no recuerda el titular de Somos “Organismos de derechos Humanos: ¿Qué buscan” o el de Clarín: “La Junta Militar fue reconocida por más de 30 países”. Y ni hablar de la actitud de los medios ante el Mundial 78 y la puesta en escena que la Junta hizo ante el mundo, mientras a 2 cuadras del Estadio Monumental miles de personas eran torturadas y asesinadas.

Pruebas elocuentes
Una prueba elocuente de la genuflexa obsecuencia de la prensa ante el poder militar lo refleja un análisis de Carta Política en el que se estudiaron durante dos meses (entre mayo y junio del 76) distintos artículos editoriales de La Prensa, La Nación, Clarín, La Opinión y el Herald. En el relevamiento los investigadores revelaron que La Prensa dedicaba el 10 por ciento de sus editoriales a confrontar contra el comunismo, el 8 por ciento a hacer lo mismo contra las posturas tercermundistas y un 19 por ciento a criticar contra el hecho maldito del país burgués, el peronismo. Un llamativo 10 por ciento de sus opiniones estaban referidas a la defensa de la libertad de prensa contra un 0 por ciento de sus colega”.
La proporción mayor de las opiniones doctrinarias de La Nación –un 34 por ciento- están referidas a lo que Carta Política categorizó como "adhesión genérica a la reconstrucción moral" post-golpe.
El estudio también dio a conocer en Clarín un 20 por ciento de adhesiones a la idea de la "integración nacional en lo geográfico, lo económico y lo histórico" y un 23 por ciento dedicado a la difusión de las ideas de "desarrollo de la infraestructura, las fuentes de energía y la industria básica". En tanto el Herald dedica un porcentaje altísimo de sus opiniones al "apoyo al equipo económico": 27 por ciento. Pero más destacado aún, 43 por ciento, se dedica a lo que Carta Política denominaba la "denuncia contra los excesos de violencia de ultraderecha o de ultraizquierda".
Mientras que La Nación no registraba en ese período comentario alguno contra los así llamados excesos, Clarín les dedica un 3 por ciento de sus opiniones editoriales y La Opinión un 57 por ciento.
No podemos dejar de mencionar que durante toda la dictadura se dominó la producción y distribución de papel prensa, los directorios de las empresas comunicacionales y las normativas sobre la actividad: la sanción de la ya derogada ley 22.285 es el corolario de todo ello.
En conclusión, la prensa se alineó sin dificultades en el rumbo general del proceso, y si tropieza, lo hace en temas que no tienen relación con el poder político. La obsecuencia era total.
Recordar hoy aquella época nos permite valorar más la importancia del pleno ejercicio de la libertad de prensa, derecho que es permanentemente fomentado por el gobierno nacional y popular y nacional que encabeza el PJ en la actualidad.

ANADig, colaboración Luis Cecchini.


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