“Kirchner fue el joven más rebelde”

Foto: Horacio Paone

El kirchnerismo sub 40 hizo una fuerte puesta política a estadio lleno. Dos de los organizadores del acto explican el fenómeno y reconocen el desafío: cómo transformar pasión en militancia.

Por Tali Goldman

Quiero decirles que él estaría contento y orgulloso de ver a miles y miles de jóvenes aquí. Por primera vez ustedes, la generación del Bicentenario, se están incorporando a la política no contra alguien, sino por alguien, por una historia, por la Argentina, por seguir mejorando las cosas.” Así comenzó CFK su discurso el viernes 11 de marzo en Huracán, con lágrimas y frente a un estadio colmado por más de sesenta mil almas. “Borombombón, borombombón, para Cristina la reelección”, respondieron los asistentes que promediaban los “veintipico”. Entre ellos se encontraban Leonardo Grosso (27), responsable nacional de la JP Evita, y Juan Miguel Gómez (23), de la JP Descamisados, dos de las ramas juveniles que organizaron el acto. Con el fervor todavía latente de “la fiesta de Huracán” –como les gusta definirlo–, ambos reciben a Veintitrés con la satisfacción del deber cumplido y el ímpetu del desafío que viene: transformar esa pasión en militancia.

–El 11 de marzo de 2010 Néstor Kirchner fue el orador principal en un acto que se llevó a cabo en Ferro. ¿El acto de Huracán buscó ratificar aquella experiencia?

Leonardo Grosso: –La situación previa al acto del año pasado fue muy dura, veníamos de muchas derrotas, de que la oposición nos ningunee. Pero ese día fue un quiebre y dijimos: “Ahora somos nosotros los que vamos a avanzar de vuelta”. Desde la Corriente Nacional de la Militancia, que articula organizaciones de base con referentes políticos, quisimos recordar a Néstor y expresarle a Cristina todo nuestro apoyo.

–En los últimos meses todos los políticos elogian a la militancia joven. ¿Temen que los conviertan en el fetiche de campaña?

Juan Miguel Gómez: –Los jóvenes siempre estuvieron en la política y fueron protagonistas de muchos hechos a lo largo de la historia. Pero desde que Néstor Kirchner asumió la presidencia nos convocó a una epopeya, a caminar junto a él, en un proceso de transformación y nos fue brindando cada vez más protagonismo como un actor fundamental en la sociedad. Estaba instalada la frase de “los jóvenes son el futuro”, entonces se suponía que lo que teníamos que hacer era ir a pegar carteles y a aplaudir mientras algunos decidían la política cotidiana. Néstor planteó algo totalmente diferente: “Ustedes son el recambio pero también son el presente, porque tienen que cumplir un rol, el de transgredir, el de ser el punto de inflexión del nuevo tiempo”. Por eso en Catamarca el voto de los jóvenes fue para Lucía Corpacci.

L.G.: –La oleada de militancia juvenil no se puede quedar sólo en el lugar de la “juventud”. Esta generación después tiene que tener participación en las organizaciones de su pueblo, porque el sujeto de transformación social son los trabajadores. Por eso, la juventud no tiene que discutir las cosas que siempre se nos asignaron, como “la marihuana” o “los recitales”. La juventud tiene que discutir el proceso político en términos integrales.

–¿Qué le aportan los jóvenes a este proceso político?

J.M.G.: –Lo que tenemos para aportar no tiene que ver con la juventud en si misma, sino con profundizar y romper los límites de lo establecido, saltar la barrera de lo posible. La juventud no es un valor político en sí y ser joven no garantiza la defensa de los intereses de los sectores populares. Había jóvenes con De la Rúa (el Grupo Sushi) y había juventud con Menem.

–A la juventud se la asocia siempre con la rebeldía, la vanguardia, con romper el statu quo. Pero en este caso la militancia es al revés, es justamente el apoyo al modelo. ¿Es una contradicción?

L.G.: –Kirchner fue el joven más rebelde. Él se encargó de ir corriendo los velos y nos fue mostrando distintos caminos. Antes del kirchnerismo, el gobierno era sinónimo de poder y siempre todo era parte de lo mismo. Néstor nos enseñó que estar a la cabeza de un gobierno no significa tener el poder. Él y Cristina dieron determinadas peleas y nos remarcaron quiénes eran nuestros enemigos: el FMI, Clarín, los militares, la Sociedad Rural. Nos mostraron que detrás del gobierno había poderes que condicionaban a ese supuesto monstruo estatal, y que se puede pelear contra el statu quo y contra el poder desde el gobierno. Entonces la identificación de los pibes con este proceso pasa por ahí: se puede ser presidente y dar la pelea, y eso no es contradictorio.

J.M.G.: –Para nosotros hay una frase del Indio Solari que sintetiza muy bien este fenómeno. Él dice que “es un orgullo tener una presidenta que quiera enfrentarse con todas las corporaciones al mismo tiempo”. Si hay un debate que se abrió es el de la identificación del poder y eso a nosotros nos abrió los ojos.

–Durante los últimos meses, puestos clave del Gobierno fueron ocupados por jóvenes y se deslizó la posibilidad de que el candidato a vice podría ser un funcionario sub 40. ¿Cómo ven este cambio?

L.G.: –Para nosotros eso es muy bueno, siempre y cuando los compañeros tengan una formación política o técnica pero centralmente que sus raíces estén bien nutridas. Aunque no es garantía de nada ser joven y tener un cargo, seguramente que algo va a cambiar con los pibes. Necesitamos incorporar al Estado el conflicto social, siempre peleamos por eso. Lo importante es que se incorporen sujetos sociales.

J.M.G.: –Nosotros vemos que sigue siendo un Estado con fuertes contradicciones a la hora del crecimiento. Tiene una conducción que quiere poner el Estado al servicio de los trabajadores, pero tiene una estructura con resabios neoliberales que lo ha dejado como un miope invertebrado y que no logra tener respuestas a los conflictos sociales. En ese escenario es importantísimo que nuevos cuadros se incorporen a ese proceso para dar la transformación. Es importante siempre y cuando no sea una incorporación en términos individuales y sí lo sea en términos colectivos.


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