El fenómeno 2.0, la política y los medios

El fenómeno de las herramientas 2.0 en el campo político, si bien es aún muy pronto para sentenciarlo, podría emparentarse con el giro producido tras la impresión de la Biblia en lenguas vernáculas y la lectura de ésta a la luterana, es decir, sin intermediarios adjudicando sentido. Dado que este giro fue fuertemente resistido por el orden eclesiástico, vale preguntarse: ¿existen resistencias al fenómeno 2.0 en la práctica política? Veamos.

En Argentina, el fenómeno 2.0 en el campo político comenzó a abrirse espacio significativo, especialmente, frente al cerco informativo levantado por los medios hegemónicos de comunicación, durante el “conflicto del campo” instituido en marzo de 2008.

Primero, los blogs de la militancia oficialista fueron los pioneros en llevar el debate político a la web, aportando y difundiendo las ideas vedadas por el discurso mediático.

Segundo, en marzo de 2009 el programa 678 habilitó la puesta en cuestión del discurso hegemónico, motivo por lo cual su perfil en Facebook se consolidó como punto de encuentro de una nueva red de interacciones 2.0.

Tercero, distintos portales, entre ellos Bloggers en Acción, fueron creados con el propósito de difundir los blogs, facilitando la navegación por la blogósfera nacional y popular.

Cuarto, la herramienta Twitter aportó no sólo fluidez a la circulación de información mediante links, sino que habilitó también un “ida y vuelta” entre “el llano” y los “referentes” políticos y mediáticos.

Es innegable que las 2.0 -herramientas particularmente horizontales- han llegado para quedarse. La cuestión, ahora, es: ¿cómo interactúan éstas con las formas tradicionales de comunicación masiva? Por ejemplo, ¿es importante que la ciudadanía pueda entablar un contacto directo con un político o es importante que eso se replique en la TV o en la prensa escrita? O, mejor: ¿es importante lo que habilitan las 2.0 o es importante lo que los medios tradicionales dicen que pasa en las 2.0?

Si retomamos el emparentamiento “luterano” propuesto al inicio de este post, poner el acento en la repercusión mediática es como pedirle al sacerdote que legitime cada libre interpretación bíblica.

En síntesis, es probable que los referentes de la comunicación tradicional muestren resistencias a este fenómeno, quizá, bajo la forma de asimilación: tomar aquello que circula en las 2.0 y digerirlo para luego describir su sabor. Además, también es posible que se presente en los usuarios de estas tecnologías la “necesidad de necesitar legitimación”.

Lo cierto es que todo es muy incipiente y, en todo caso, algún tipo de convivencia se habrá de interconectar. Mientras tanto, no vendría nada mal leer El miedo a la libertad, de Erich Fromm, bajo la lupa de esta clave de lectura.

fuente El Blog de la Pipi, 
http://lapipidecaseros.blogspot.com/2010/07/el-fenomeno-20-y-la-politica.html