ANADig: Luis Juez, esclavo de sus palabras y de Papel Prensa

domingo, 18 de abril de 2010

Luis Juez, esclavo de sus palabras y de Papel Prensa













El político que cimentó sus campañas y su imagen en el vacío ideológico, la “honestidad brutal”, la “lucha anticorrupción” y el chiste pelotudo. ¿Luis Juez terminará protagonizando la misma triste escena que José Corzo Gómez o el “Dipu” Varela Cid, pero con el plus del stand-up mediterráneo?

El mes pasado, Luis Juez fustigaba al Sultán Carlos por su ausencia en el Senado, que provocó la falta de quórum. Hace unos días, en el programa de Mauricio Goldfarb o Mauro Viale, Eduardo Menem lo empapeló con el siguiente comentario: “Juez fue dos veces representante del Estado en Papel Prensa durante la presidencia de Carlos Menem”, y en dos ocasiones “fue candidato en las boletas del menemismo”.

En efecto, Luis Juez se desempeñó como síndico en Papel Prensa, un monopolio cuyo accionista mayoritario es el Grupo Clarín, que actualmente le brinda un apoyo comunicacional espectacular. Según Eduardo Menem, el cordobés fue nombrado en dos oportunidades, en 1989 y en 1999, a pedido del propio Juez.

Fuera de eso, en una nota para el diario Miradas Al Sur (16/3/10), Eduardo Anguita tiraba datos demoledores sobre Juez: “El viernes 12 de junio, dos semanas y dos días antes de que Juez fuese consagrado senador nacional, los hermanos mellizos Luis y Daniel Juez fueron autorizados por el Bank of America para pedir el balance (en inglés; es decir, el saldo) de la cuenta de Lantral Inc. y tuvieron la sabrosa respuesta: U$S 751.116,81. Cabe aclarar que el Bank of America no tiene oficinas comerciales en Argentina y que la sociedad para la cual Juez pidió el saldo al llevar la palabra Inc. (Incorporated) se refiere a una sociedad anónima pero no registrada en Argentina sino en algún lugar donde las compañías se registran en inglés. Es decir, se trató de una operación off shore, de dinero de una sociedad inscripta en algún otro lugar del planeta y en una cuenta de un banco que no opera en Argentina”. (…)

“11 minutos después, los mellizos Juez realizaron una operación melliza. Esta vez a través del Delta Bank y también para Lantral Inc. El saldo de esa cuenta no estaba nada mal: U$S 1.418.151,36. El Delta Bank tiene su casa matriz en Nueva York y sucursales en algunos paraísos fiscales, como Ginebra, Suiza, y las Islas Caimán. (…) Una hora y media antes de los requerimientos de saldo de Luis y Daniel Juez, este último, hizo una operación similar, nada más que junto a Martín Cartada. Juez y Cartada fueron autorizados en esa oportunidad por el BNP Paribas & Trust Bahamas Ltd. a conocer el balance de la cuenta que Displak Inc. (otra sociedad anónima inscripta fuera de la Argentina) y el resultado fue formidable. Nada menos que U$S 2.921.114,81 (…) el senador cordobés todavía no presentó su declaración jurada ante la Cámara alta”.

Hay, también, una excelente nota de Mariano Saraiva para el diario El Argentino (15/3/10), que lo pinta de cuerpo entero: (…) “Luis Alfredo Juez, tan reacio a definirse ideológicamente, tan pragmático como para sentarse hoy al lado de Adolfo Rodríguez Saá, mañana al lado de Elisa Carrió y pasado al lado de Pino Solanas. Aunque en realidad, últimamente ellos tampoco se diferencian demasiado por lo que se ve de sus acciones en la Patria Congresista. Con un pasado siempre dentro del Partido Justicialista, siempre al lado de José Manuel de la Sota y Juan Schiaretti, desde que armó su proyecto propio, Juez optó por el vacío ideológico, y se presenta como adalid de la ‘nueva política’ y de la lucha ‘anticorrupción’. (…) Por eso es que este escándalo de los cinco millones de dólares en paraísos fiscales lo golpea mucho más que al común de los políticos. Porque hizo de su supuesta conducta intachable su única bandera”.

Luis Juez es “hijo de Gabriel Juez, suboficial del Ejército, siguió la tradición familiar y entró, junto a su hermano mellizo Daniel, al Liceo Militar General Paz, en 1977 durante la más dura y cruel dictadura. En ese contexto y con esos valores se educó. El autoerigido en exponente de la ‘nueva política’ hizo toda la carrera que hace cualquier político común: entró a la JP a los 17 años y siete años más tarde llegó a presidirla en 1987. Pero su salto a la política grande fue en la década del ’90. Primero acompañó a Juan Schiaretti como asesor en 1993 durante la menos cuestionada intervención federal de Santiago del Estero. En 1994 entró a la Legislatura en reemplazo del renunciante diputado Esteban Llamosas y luego Carlos Menem y Domingo Cavallo, a mediados de la década, lo nombraron como síndico de Papel Prensa. En 1996, mientras era contemporáneamente diputado provincial y representante del Estado en Papel Prensa, los legisladores provinciales aprobaron un aumento en sus dietas a cambio de una dedicación exclusiva. Entonces, aduciendo que estaba en contra de ese aumento, renunció a su banca pero siguió en su cargo dentro de la administración nacional. Es decir, renunció a un mandato del pueblo para privilegiar el cargo de funcionario menemista”.

Durante su gestión como intendente de la ciudad de Córdoba, Juez nombró como director de Espectáculos Públicos a Oscar Cuassolo, “un ex miembro del tenebroso Departamento de Informaciones (D2) de la Policía de Córdoba, uno de los principales centros clandestinos de detención, tortura y muerte de los años ’70. Cuando saltó públicamente ese escándalo, Juez atinó a decir que no conocía el pasado de Cuassolo. El terrorismo de Estado empezó en Córdoba antes que en el resto del país, porque el 28 de febrero de 1974 se produjo un verdadero golpe de Estado policial a cargo del entonces jefe de la Policía de Córdoba: Antonio Domingo Navarro. El recordado Navarrazo que derrocó a Ricardo Obregón Cano y Atilio López. Entonces, a la distancia, uno puede atar cabos y vincular lo de Cuassolo con las recientes declaraciones de Luis Juez ya como senador nacional”.

“Tan reacio a definirse ideológicamente, en un rapto de sinceridad admitió también cuál es el modelo que defiende, en contraposición al actual: ‘Comparando a las dos presidentas que hemos tenido los argentinos (Cristina Fernández de Kirchner y María Estela Martínez de Perón), esta mujer (Kirchner) ha hecho de la soberbia, de la petulancia, de la grosería, del agravio, de la injuria y de la ofensa un mecanismo de construcción política que, lejos de construir para la unión, lo único que hace es dividir a los argentinos’. ‘Tengo 46 años, mi recuerdo de Isabel Perón es borroso, pero debo decirle que capaz que termina la historia diciendo que aquella mujer hizo un mejor papel, conforme a las circunstancias, que el que termina haciendo Cristina Kirchner. Por lo menos (Isabelita), no era tan presuntuosa, no se vendía de que era tan inteligente’ (www.mdzol.com/mdz/nota/188669/ , 6/2/10). Para contextualizar un modelo y el otro, estamos obligados a recordar que en 1975, el gobierno de Isabelita lanzó el Rodrigazo, un duro golpe económico a los trabajadores, y el decreto de ‘exterminio a la subversión’, puntapié inicial en lo oficial del terrorismo de Estado. Ese es el modelo que se compara con éste, que en lo económico ha venido mejorando la situación de las clases medias y trabajadoras y que en el plano de los derechos humanos, abrió el camino a la verdad y la justicia y acaba de recuperar al nieto 101”.

Y más: (...) "En medio del sainete Redrado-Banco Central, en declaraciones al canal TN, al cual es permanentemente invitado, se animó a disparar: ‘Estamos dispuestos a llevar adelante y promover el juicio político a la Presidenta en caso de que ella insista en violar la Carta Orgánica (del Banco Central) y no respete puntualmente su articulado’. Un argumento muy parecido al usado por los golpistas hondureños cuando acusaron a José Manuel Zelaya de violar la constitución de su país al convocar a un referéndum, o al usado por los golpistas del Congreso paraguayo que también amenazan con un político al presidente Fernando Lugo”.

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